No sería Omer Meir Wellber el director en el que en principio se pensaría como más idóneo para montar una Novena de Mahler; máxime después del Réquiem de Brahms de cuatro días antes con la misma orquesta y sobre el mismo escenario. Pero Mahler no es Brahms, y la Novena es bastante más que su arranque y todo el movimiento final, de modo que los enfoques nerviosos como este pueden resultar de considerable interés. Por otro lado, la música no es una ciencia, mucho menos exacta, y tal vez por la combinación de los mejores instrumentistas en los primeros atriles o vaya usted a saber qué otra circunstancia, el caso es que la versión ofrecida de la última sinfonía completada por Mahler sorprendió más para bien que para mal.

En el primer movimiento, las cuerdas se vieron totalmente tapadas por el resto en el comienzo del anticlímax de la tercera parte del desarrollo. A la quinta y última los timbres muy desabridos en el metal le fueron mucho mejor que al comienzo de la recapitulación. En el episodio reservado en ésta para ellos, trompeta y flauta se lucieron.

En el segundo movimiento, la crispada gesticulación de Wellber habríase dicho radicalmente contraindicada para la fluidez de las transiciones, pero no fue así salvo en la última vuelta al Tempo II. Algo similar sucedió en el Rondó, donde en el platillo de lo negativo apenas habría que cargar la nula poesía que trompeta y director extrajeron del episodio en re mayor, y que la vuelta al Tempo I en la recapitulación variada de la primera sección no fuera lo bastante súbita.

El Adagio conclusivo, por último, tuvo mucha de la suma delicadeza interpretativa que como imprescindible demanda este movimiento. Que la frase señalada Etwas drägend se rematara con una ralentización ante el subsiguiente Molto adagio subito acabó siendo un detalle en sí significativo pero menor en el contexto global de una lectura que llegó al silencio final con embelesadora suspensión de sonidos y duraciones. El público que llenaba el aforo dejó clara constancia de haber quedado muy satisfecho. Justificadamente.