Los músicos de jazz se sienten solos y abandonados. Así lo manifestaban ayer los solistas españoles que participaban en la primera mesa redonda del Congreso Internacional El Jazz en España, que se celebrará en La Nau de la Universitat hasta el sábado. Su finalidad es la de analizar este género musical desde su llegada al viejo continente y su posterior introducción en España o la relación de este tipo de música con cuestiones políticas e ideológicas.

A lo largo del debate que se llevaba a cabo en la mesa redonda Ser músico de jazz, hoy. Desafíos de una profesión y moderado por Josep Lluís Fontelles, los jazzistas lamentaban la inflexibilidad del actual marco jurídico y laboral que afecta a los profesionales de este género. Así, por ejemplo, el saxofonista Francisco Blanco "Latino", director de la Sedajazz Big Band, reclamaba "una regulación razonable y, muy especialmente, acorde con la problemática específica del colectivo de músicos de jazz".

En sintonía, Jorge Pardo, galardonado este año con el Premio al Mejor Músico Europeo de Jazz por la Academia Francesa, se unía a la reivindicación y hacía un llamamiento para salvaguardar el gremio: "¿Hay alguien ahí que nos pueda ayudar?", preguntaba.

Una profesión apasionante

El pianista, Ignasi Terraza aseguraba que, para él, ser músico de jazz es un gran privilegio al poder hacer lo que realmente le apasiona. No obstante, confesaba que ser músico tiene sus riesgos si se quiere vivir de esto.

"Si queremos ser profesionales tenemos que ser conscientes de la difusión de nuestra música", señalaba el pianista. El artista añadía que ser músico de jazz implica un compromiso de trabajo con la música y con la creatividad artística para poder innovar y conseguir un sonido propio. El barcelonés subrayaba que aunque ahora el mercado discográfico está atravesando momentos difíciles los músicos deberían implicarse más en la promoción de la música.

Jorge Pardo apuntaba que la profesión surge del "amor por lo que se hace" y no por dinero. Y añadía que el jazz es poliédrico, ya que hay gente que hace cosas muy diversas. Sin embargo, le disgusta que al jazzista se le considere un elemento decorativo, porque, para él, el jazz "es un arte" y a los músicos lo que les gusta es "crear una complicidad con los espectadores".

Por su parte, Terraza matizaba que los músicos son conscientes de que hay que superar la barrera de los meros aficionados al jazz para llegar a más público. Además, apostillaba que a pesar de los prejuicios y estereotipos que todavía persisten contra este tipo de música, los intérpretes han de intentar conectar con el público mayoritario.

"Latino" recordaba que el músico clásico tiene normalmente su orquesta y su plaza en el conservatorio. En cambio los músicos de jazz se "ven obligados a salir mucho de bolo para poder buscarse la vida", ya que al no poder ser autónomos les resulta complicado.

Baldo Martínez recalcaba la envergadura de los clubes de jazz como germen dinamizador de la escena de esta música. Además, sostenía que el jazz es un género musical en el que los músicos se expresan y tratan de provocar emociones en el público, para concluir confesando que los músicos de jazz español no pretenden "reflejar la esclavitud de los negros sino las miserias de la sociedad actual".