RTVE, o sea, la televisión de todos los españoles, acaba de renovar su convenio de colaboración con el Teatro Real de Madrid. Según el acuerdo, RTVE mantendrá la labor divulgativa e informativa de los actos del teatro público, retransmitiera espectáculos operísticos e impulsará las emisiones que se realicen en streaming mediante espacios de autopromoción creados a tal efecto.
El Real es el Real, tan grande como el Liceu de Barcelona que mantiene una estrecha colaboración con TV3. Nosotros como no tenemos televisión no tenemos acuerdo. Mejor dicho, nunca ha existido uno con nuestra extinta RTVV. Y eso que cuando el Palau de les Arts se abrió teníamos televisión propia que prefería contratar a muchas productoras de fuera de la Comunitat Valenciana la mayoría de los programas.
Así que el archivo de estos 25 años de televisión autonómica, el que denominan el archivo visual de nuestra historia reciente, no conservará imágenes de los espectáculos operísticos producidos por el coliseo valenciano, pero tampoco las producciones teatrales cuyo coste ha salido de las arcas públicas. Tampoco guardaremos la memoria de nuestras dos orquestas públicas. Somos así.
La excusa que siempre se ha dado para justificar la imposibilidad de grabar espectáculos o conciertos es que había que negociar con los elencos y los artistas y que todo eso era muy complicado. Por lo visto no lo es. O no lo es para los gestores de Televisión Española que sí consiguen lo que aquí nunca se ha sabido negociar privando por tanto a todos aquellos que no tiene al alcance Les Arts disfrutar de espectáculos que le son tan propios como de cualquier ciudadano de esta autonomía.
Al menos, sabiendo lo del Real y la predisposición de RTVE nuestros gestores podrían hacer un esfuerzo e intentar negociar con ellos un acuerdo similar. Pero no se atreverán. Si no rechistan ante el agravio económico operístico, cómo se van a poner a negociar aspectos de carácter televisivo. Para algo es Madrid.
