El sueño de Manuel Palau y Xavier Casp de poder ver su ópera Maror sobre un escenario se hizo ayer realidad cincuenta años después de escrita la obra. Y el resultado fue un espectáculo que resultó muy vistoso desde el punto de vista visual, con un montaje en el que el mar fue cobrando paulatinamente presencia. Así lo corroboraron los calurosos aplausos y bravos del público.

Con un reparto netamente valenciano que estuvo en líneas generales correcto y cantada en valenciano una ópera patriótica la habían definido hace una semanas sus promotores Maror se presentó ante un Palau de les Arts lleno y con numerosa representación del mundo musical valenciano.

Una escenografía sencilla pero efectiva que emulaba las velas latinas y una iluminación muy acertada son los únicos elementos que permiten adentrarse en este montaje que cuenta una drama: la historia en un pueblo marinero de La Marina en el que el padre se casa con la novia de su hijo que se cree muerto ya que ha desaparecido en el mar. Las referencias a la cultura valenciana son numerosas en su puesta en escena y descubren desde en el ambiente, las costumbres, los bailes y el vestuario tradicional de la época. Se trata de un espectáculo muy coral.

Antonio Díaz Zamora ha planteado un montaje que permite el intimismo y al mismo tiempo es abierto y donde la arena y el agua están siempre presentes.

La Orquestra de la Comunitat Valenciana bajo la batuta de Manuel Galduf se manifestó demasiado estridente en algunos pasajes, con volúmenes elevados para algunos cantantes, aunque en las danzas del comienzo del segundo acto se alcanzaron niveles interpretativos de notable altura.

Del espectáculo se ofrecerán dos representaciones más y con él Les Arts cierra temporada.