Los escritores Juan Antonio Ríos Carratalá, Rafael Chirbes y Xelo Candel han sido los ganadores de la vigésimo cuarta edición de los Premios de la Crítica Literaria Valenciana fallados ayer en la Casa de la Cultura de Rocafort, en las modalidades de ensayo, narrativa y poesía.

Según fuentes de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (Clave), el pleno de la institución, a propuesta de los asociados y de los diferentes jurados,decidió conceder un premio especial por su trayectoria al escritor e investigador Ángel Luis Prieto de Paula, con ocasión de la edición de sus Monólogos del jardín publicada por Huerga y Fierro.

En la modalidad de narrativa, el jurado compuesto por Ángel Basanta, Joaquín Juan Penalva, María García Lliberós, Pedro Sempere, Bel Carrasco, Carlos Aimeur y César Gavela, cencedió por unanimidad el premio de la Crítica Valenciana 2014 a la novela En la orilla, de Rafael Chirbes, publicada por editorial Anagrama.

El jurado reconoce en este libro «su profunda revisión crítica de la crisis actual con la excelencia literaria de un texto que une tradición y modernidad, destinado a perdurar como imperecedero testimonio de nuestro tiempo».

En la modalidad de ensayo, el jurado acordó conceder por mayoría el Premio de la Crítica Valenciana 2014 a la obra Usted puede ser feliz. La felicidad en la cultura del franquismo, del profesor de la Universidad de Alicante Juan Antonio Ríos Carratalá, publicado por editorial Ariel.

El jurado, integrado por Miguel Catalán, Santiago Fortuño, José Luis Ferris, Francisco Agramunt, Carmen Velasco y Ana Noguera, destacó que se trata de un estudio «sobre un tema poco usual en los trabajos sobre la postguerra cultural, como es el del humor y la comedia».

En la modalidad de poesía, el jurado integrado por Ricardo Bellveser, Rosa María Villaroig, Gloria de Frutos, María Tomás, Luis Bagué Quilez y Rafael Coloma, otorgaron por mayoría el Premio de la Crítica Valenciana 2014 al libro Hueco mundo solo, de Xelo Candel, publicado por Editorial Renacimiento.

En su veredicto, el jurado reconoce del libro «su tono elegíaco y su entraña reflexiva que combina contemplación y meditación en un poemario muy bien construido y dotado de una personal cosmovisión».