El edificio noble del Museo San Pío V estaba al límite. Más de lo que muchos preveían. Los desprendimientos de su fachada principal no fueron casuales. De no haberse intervenido con carácter de urgencia la situación podría haber ido a mucho peor.

Al menos esas son las conclusiones a las que han llegado los técnicos después de haber comenzado a intervenir en las dependencias repartidas en la antigua residencia de misioneros y colegio de clérigos menores, más tarde academia militar, posteriormente hospital y por último museo de Bellas Artes y sede de la Academia de San Carlos.

Y es que más de trescientos años de vida y uso ya no daban para más, pese a los numerosas intervenciones parciales a las que había sido sometido el inmueble a lo largo de su historia. De hecho, los torreones de la fachada principal, ahora cubierta, tendrán una nueva estructura interna que los encorsetará para su equilibrio y sostenibilidad, como sucederá también en otras partes antiguas del inmueble histórico.

La demolición interna realizada en estos últimos meses ha puesto en evidencia la delicada situación de sus muros y estructuras, que ahora serán renovadas en su totalidad. De hecho, las vigas de madera que sujetaban sus pisos tuvieron que ser ya reforzadas hace años a causa de la aparición de termitas. Otras zonas permanecían cerradas al público desde hacía tiempo debido a su delicado estado de conservación y mantenimiento.

El edificio noble, aunque de construcción barroca, sufrió durante los siglos diversas intervenciones y añadidos: desde elementos neoclásicos a parches parciales. Además, ha tenido sucesivas implantaciones, como las verjas de sus ventanales, también intervenidos en su momento.

Todo estos sucesivos añadidos le dieron una fisonomía particular que es la que se conserva en la memoria actual. Así que en la futura imagen del Museo de Bellas Artes será bastante distinta a que se conocía hasta ahora.

Es más, durante la intervención están apareciendo elementos originales de su diseño barroco que serán incorporados. Este hecho va a suponer un replanteamiento formal del proyecto inicial, bajo un nuevo concepto que aún no está definido en su totalidad.

Aún así, las obras funcionan a un ritmo más rápido del esperado por lo que podría producirse un adelanto en la conclusión de las mismas.

En la actualidad, las obras, presupuestadas en 12 millones de euros, ya han cruzado hasta la parte claustral y estos días se concluye con la intervención en la denominada Sala Laporta que ha de convertirse en el nuevo núcleo de comunicación interna junto al patio del Embajador Vich. Esta zona ya está cerrada al público.