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Crítica musical

Un director a considerar

El valenciano Álvaro Albiach debutó con éxito al frente de la orquesta de la Comunidad y lo hizo en un concierto en el auditorio de Castelló. El actual director de la Sinfónica de Extremadura eligió un programa muy interesante y con criterio: Mozart en la primera parte y Mendelssohn en la segunda. Dos autores con vinculación de particularidad e intención habida la cuenta las herencias de forma y carácter que el segundo tiene del primero y todo él impregnado de un carácter transicional estilístico del clasicismo al romanticismo. Albiach es preciso en la agógica de su batuta y tiene ideas sobre su propósito musical que sabe traducir a la orquesta, a la que extrajo tiempos vivos y sobre todo excelente conjunción y naturaleza. Ello no quita para que hubiera algún que otro desajuste, más perceptible en el primer tiempo de la sinfonía tercera de Mendelssohn, pero que para nada mengua unas versiones de indudable interés y calidad interpretativa.

La trágica obertura del Don Giovanni mozartiano que abrió el programa ya nos indicó la intención del maestro. Intenso en el propósito, dinámico en el tiempo y claro en el ideario. Estos valores los consiguió transmitir a la significativa Sinfonía 39, no menos importante que su hermana, la popular 40, y por el contrario menos programada. La solidez de las tres últimas sinfonías se patentizó en el carácter con el que abordó la obra desde la fanfarria inicial tan vinculada a la obertura anterior, y el relato refinado con que dijo muchos de sus momentos, en particular el solo de clarinete del minuetto. Por contra el brío del último tiempo volvió a tener el dramatismo del Mozart más audaz. La sinfonía Escocesa de Mendelssohn, tan ligada cronológicamente a la Italiana no fue paisajística, sino por el contrario muy ligada al propósito beethoveniano y esto es algo que hay que agradecerle al maestro, la intensidad musical de su planteamiento y el descubrimiento de sus posibilidades armónicas y el contrastes de sus tiempos y sus modulaciones. La orquesta respondió en toda la audición al mandato de la batuta con sonido suntuoso y elegante, cuajando un programa que se aplaudió con vehemencia por el público que, no obstante, no logró la anhelada propina.

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