Miquel Navarro se sabe en el ojo del huracán mediático y ayer por la mañana recibió con amabilidad (habitual en su caso) a los periodistas y políticos que se acercaron hasta su estudio-vivienda en el barrio mislatero de la Morería. Los políticos eran, concretamente, el líder del PSPV Ximo Puig y el alcalde, también socialista, de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, que ya se reunió con el escultor el jueves para hablar del posible traslado y exposición de su obra en su localidad natal.

Navarro enseñó a Ximo Puig el interior de la nave en la que han nacido gran parte de sus esculturas, le mostró sus últimas creaciones y se puso a disposición de los medios de comunicación para hacer pública su postura actualizada respecto a la retirada de la instalación permanente de sus esculturas en el IVAM que ha anunciado el director del museo, José Miguel G. Cortes.

«Estamos en un momento de "impasse" para una solución», subrayó. «Parece que las declaraciones de la consellera Mª José Català son de llegar a buen término —señaló el escultor en referencia a las declaraciones de la titular de Cultura sobre lo que ella calificó de «malentendido»—, y en un momento próximo tendrán que decidirse. Hay que darle tiempo, corto, pero hay que darle tiempo» porque «podemos llegar a un momento confuso o un punto donde no pueda haber un progreso en la solución». Así pues, Navarro ha visto en el horizonte una posible solución pero no quiso dejar de recordar que, si finalmente no la hubiera, no le falta un Plan B. Explicó que, según sus abogado, si retiran su obra del IVAM la dirección del museo y el Consell «habrán incumplido el contrato» y él podrá llevarse las más de 500 obras que donó al instituto. En ese caso «la donación no será para venderla y podría exponerse, por ejemplo, en este espacio (refiriéndose a su taller) para que la gente pueda verla».

«No todos pueden tener una sala»

Miquel Navarro también acusó al nuevo director del IVAM de haber «tenido un trato humillante conmigo» y de haber querido «enfrentar» a los artistas valencianos al preguntarse en un comunicado que por qué el escultor mislatero tenía que tener una sala permanente y no otros artistas como Renau, Alfaro, Carmen Calvo y Teixidó. «Yo he regalado más de 500 obras y eso mis compañeros, a lo mejor no llegan a eso», por lo que «no todo el mundo puede tener una sala permanente si no hace una gran donación. Nos ha enfrentado a los profesionales».

Navarro reconoció no haber recibido muchos apoyos del gremio por lo sucedido. «Tenemos un defecto y es que no somos nada corporativistas, somos muy individualistas. Hay muy poca comunicación entre nosotros».

También recordó que la sala permanente ha funcionado un año y tres meses y la inauguró el presidente Fabra y la consellera y «nadie ha dicho nada, ni se ha quejado». «Estaba aprobado por un Consejo Rector que se reunió para que la obra no estuviera diez años pudriéndose en los sótanos», una decisión totalmente «legal y documentada».