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Entrevista | Borja Ventura

"ETA ha dejado de matar, pero hay heridas abiertas"

«En Euskadi ya no hay pistolas sobre la mesa. La clave ahora es la normalización: que todos hablen con todos», reflexiona el periodista

"ETA ha dejado de matar, pero hay heridas abiertas"

¿Qué es «Guztiak»?

Significa «todos» y es un proyecto que surge porque siempre había querido volver a Euskadi, donde estuve trabajando sobre la irrupción de Bildu hace cuatro años, para contar la historia del final de ETA. Porque de ETA ya no se habla, de repente ha dejado de existir. Como ya no mata y no sale en las noticias, parece que ya no le interesa a nadie. Se ha dejado de hablar del conflicto vasco y eso es, por un lado, una muy buena noticia porque significa que ETA ha dejado de matar, pero, por otro, es algo my duro y traumático. Porque ETA ha estado 53 años matando a gente, casi a 900 personas, y otras 300 han muerto por el Grapo, el GAL y la ultraderecha. Por eso, aún hay muchas historias y heridas abiertas de las que nadie habla. La idea de este libro es contar todo eso después de hablar con mucha gente en las ciudades y en los pueblos. Después de hablar con «todos».

¿Qué empuja a un valenciano como usted a contar el conflicto vasco desde allí?

Me lo preguntaban en Euskadi: «¿qué haces aquí?, ¿tienes familia vasca?». A mí lo que me sorprende es lo contrario, es decir, que a los españoles no nos sorprenda esta historia que durante más de 50 años ha estado en los periódicos y la televisión. Se habla de Venezuela, pero este país tiene a periodistas en la cárcel porque escribían en medios de izquierda abertzale, mientras la banda terrorista mataba a más de cien personas al año. No me llama la atención que un valenciano se interese por el tema, sino que nos hemos olvidado muy pronto de todo. No hablo de ese discurso que habla de derrotar, pero me preocupa que el tema no nos inquiete.

¿Está resuelto el conflicto vasco?

A veces las comparaciones son complicadas, pero esto es como cuando dejas una relación que te hacía daño. Una cosa es que la relación ya no exista y otra es que vuelvas a estar bien. La sociedad vasca ha vivido durante medio siglo con gente que mataba y que moría, con perseguidos... Me he encontrado con historias muy crudas, como la de un señor que era el único que no era de la izquierda abertzale en un pueblo guipuzcoano de 300 personas y sabía que podían matarle. Esa violencia de facto ya no existe, ya no hay asesinatos, no hay pistolas sobre la mesa para que pagues o amenazas de secuestro. Eso no quiere decir que se cierren las heridas. La clave ahora es la normalización: que todo el mundo hable con todo el mundo.

Su libro se financia por micromecenazgo, ¿este tipo de iniciativas marcan la senda del futuro o sólo son un recurso?

Es un recurso, pero es una cuestión cultural. Hay una conciencia de consumo de cultura muy alta, pero el problema es cuando hay que pagar. En esta campaña no se pide dinero, sino gente que apoye la iniciativa, en este caso 250 personas con un mínimo de 6 euros —en libros.com—. No es tanto el dinero sino la gente que se interesa por el libro.

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