La necesidad de un plan de fomento del libro y la lectura es una reivindicación que editores y libreros valencianos reiteran desde 2006. Sin éxito. Ahora, con la industria de las letras bajo mínimos tras un lustro largo de crisis, dan un paso más allá y han preparado por su cuenta las bases de un plan autonómico. La Fundació pel Llibre i la Lectura (constituida por la Associació d'Editors del País Valencià y el Gremi de Llibrers) presentará el documento la semana próxima. Su objetivo es obtener el compromiso de todos los partidos políticos de que el Gobierno valenciano que salga de las elecciones del próximo 24 de mayo asuma la aprobación del plan. Seis meses es el plazo que dan para ponerlo en marcha.

Los datos que maneja el sector del libro son ilustrativos del deterioro de esta industria y del hábito de la lectura. La facturación de las editoriales valencianas ha caído un 24,6 % entre 2009 y 2013. La C. Valenciana es la penúltima de España en compra de libros por habitante: 7,2 frente al 8,6 de media estatal. El índice de lectura se sitúa en el 56,4 % „esa es la proporción de lectores habituales„, por debajo de la media española (57.9 %). Añade al respecto la Fundació pel Llibre que la brecha crece hasta los tres puntos en los últimos estudios de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).

La ausencia de datos propios es otra evidencia de la consideración de este sector. La Generalitat no realiza estudios de comercio interior del libro desde 2010 y de hábitos de lectura desde 2011 (el último del Ministerio de Educación y Cultura es de 2012). Fue, tras consultar a editores y libreros valencianos, uno de los gastos sacrificados al necesitar recortar por los ajustes de déficit.

El documento elaborado ahora por la Fundació pel Llibre i la Lectura radiografía la situación de la edición, las bibliotecas y los comercios en el territorio valenciano para concluir con una propuesta de once líneas de actuación, que serían los cimientos de un plan de fomento del libro.

La Generalitat realiza acciones de apoyo a la lectura „como los encuentros de alumnos de Secundaria con autores que organiza en la Biblioteca Valenciana„, pero no ha contado con una herramienta global. Eso es lo que reclaman libreros y editores: un «norte». Un documento que precise los objetivos a conseguir, las acciones para ello y los mecanismos de evaluación de la eficacia de las medidas adoptadas.

La propuesta de la industria del libro no cuantifica un presupuesto necesario. Entienden sus responsables que, aunque son necesarios recursos, urgen sobre todo políticas definidas para revertir el retroceso en los hábitos de lectura.