Apareció Cervantes y con el literato el debate. Unos opinan que se ha invertido demasiado en buscar sus restos y otros que no, que todo lo contrario, porque los huesos del manco de Lepanto, como ocurre con los de Shakespeare en Inglaterra, podrían llegar a reportar más de lo que han "costado".

"Siempre que se gaste el dinero en cultura es mejor que gastarlo en otra cosa y como en este caso se trata de Cervantes, mejor que mejor". Así de claro lo tiene Pablo Miguele, un madrileño que no duda a la hora de mostrar su satisfacción a Efe.

Considera que "cualquier cosa que sea positiva para Madrid es bien recibida" aunque le pone un "pero" al descubrimiento de los huesos de Cervantes.

"Lo único malo es que igual se ha hecho un poco tarde, se tenía que haber hecho antes", subraya en oposición a determinados sectores políticos y sociales que han considerado que esos más de 110.000 euros invertidos en las investigaciones son algo excesivo y más para tiempos de crisis.

Muchas son las necesidades sociales, eso "está claro", como reconoce Lourdes Ágreda, una turista que sin embargo también apuesta por invertir en cultura, ya que "buena falta hace", suscribe.

Precisamente uno de los barrios que mejor representa la cultura y la literatura en la capital es el Barrio de Las Letras, donde, como recuerdan Fe y Julia, dos veteranas madrileñas vivieron los grandes literatos del Siglo de Oro.

"Allí vivieron Lope de Vega, Góngora... todos, y es verdad que ha mejorado, pero no se le da la relevancia que debería tener", comentan las señoras, que apuntan hacia una posible solución que cristaliza en las palabras de María Segade, una estudiante.

"Se podría hacer una especie de paseo de la fama pero de los escritores e incluir a Cervantes", explica la joven, quien en un principio reconoce considerar que el gasto para encontrar los restos del literato fueron elevados pero que, al compararlos con otros gastos -como esos coches de lujo tan habituales en política-, "no lo es tanto".

Parece que para madrileños y visitantes la clave está en poner en conjunción toda la literatura que ha pasado por Madrid en su historia, desde el Barrio de las Letras hasta Cervantes para, de esta forma, crear un producto atractivo "que pueda traer ingresos", como espera Pablo Miguele.

Un buen ejemplo de esto lo representa Stratford-upon-Avon, una pequeña localidad del condado inglés de Warwickshire que no evoca mucho para los menos aficionados a la literatura pero que se destapa como un lugar imprescindible para las decenas de miles de visitantes que acuden casi en peregrinación al lugar donde está enterrado William Shakespeare.

El homólogo cervantino británico decidió ser enterrado en el mismo lugar donde nació y reposa en la iglesia Holy Trinity, y sobre su lápida se puede leer un epitafio amenazante para aquel que se atreva a llevarse sus huesos de allí.

Miguel de Cervantes, según constatan las partidas de defunción, escogió el convento de las Trinitarias Descalzas para descansar y parece que, si los deseos de las monjas de clausura que allí lo han protegido durante se siglos se cumplen, continuará allí, aunque quizá tenga que dejar la cripta para subir a la iglesia, donde podría ser visitado.

Y en ese instante, a buen seguro que Cervantes se convierte en un reclamo turístico más de Madrid que, a Fe y Julia les parecería "muy bien" y que Pablo Miguele visitaría "seguro", porque, como él dice, "Cervantes es el número uno".