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Cómic

"La novela gráfica y la crisis me han dado una nueva vida"

Sento Llobell, clásico del cómic valenciano, regresa a la Guerra Civil y a la historia del joven médico Pablo Uriel con «Atrapado en Belchite», novela gráfica que ha preferido autoeditar

"La novela gráfica y la crisis me han dado una nueva vida"

España, 1937. La guerra lo impregna todo. Pablo Uriel es un médico novato de 22 años, un republicano atrapado en zona franquista. Ha logrado salir de la prisión y llegar a su ciudad, Zaragoza. Le recomiendan ir al frente, porque allí es más fácil esconderse, y acaba en Belchite como médico de las tropas de Franco en pleno verano, poco antes de la gran ofensiva republicana hacia Zaragoza y el asedio del municipio aragonés.

Estas son las coordenadas de Atrapado en Belchite, la nueva novela gráfica de un clásico de la escuela valenciana de cómic, Sento Llobell (Valencia, 1953). La presenta mañana allí, en la sala de exposiciones municipal de Belchite, rodeado de un centenar de amigos y familiares, la «policlínica Uriel», bromea, los descendientes de Pablo Uriel, suegro de Llobell cuyas memorias, No se fusila en domingo (Pre-textos), son el armazón de la trilogía iniciada por el dibujante con la premiada Un médico novato (Sins entido/Salamandra, 2013). Atrapado en Belchite es la segunda parte y la tercera espera tenerla acabada en un año.

«La novela gráfica y la crisis me han dado una nueva vida», afirma a Levante-EMV en su estudio de Sagunt. El titular merece una explicación: Llobell tenía el proyecto en mente desde hace décadas, lo había hablado con su suegro (murió en 1990), pero le faltaba el tiempo. Entonces llegó esta crisis, los encargos de publicidad empezaron a bajar y decidió «aprovechar para ponerme a lo que quería hacer».

Favoreció además el nuevo contexto en el que los historietistas de antes son novelistas gráficos y el cómic ha descubierto que también puede ser serio, hablar del Alzhéimer o la guerra civil.

Adiós a los superhéroes sin arrepentirse del pasado, clama Llobell: «Estoy contento de coger este proyecto más serio en época madura, porque me apetecen cosas con más peso, no ser excesivamente superficial».

Cuando cierre la trilogía „la tercera parte será la más valenciana, ya que el joven médico es encerrado en el monasterio del Puig y luego enviado a Serra con el batallón que construía la última línea de fortificación de Valencia„, Llobell tiene en mente algunas historias en torno al duro presente. «Me apetece hablar de lo que pienso y de las cosas que pasan o han pasado, ya no la ficción por la ficción, sino algo más reflexivo», incide.

El dibujante ha decidido salirse de la norma con Atrapado en Belchite y ha optado por la autoedición tras vender casi 6.000 ejemplares de Un médico novato. No ha habido una ruptura dramática con la editorial, sino un acuerdo con «cariño».

Lo lleva ahora todo junto a su mujer y una persona que se ocupa de la distribución. «Nos lo estamos pasando pipa „dice„. Nos apetecía seguir todo el proceso del libro y disfrutarlo».

Y además es más rentable que limitarse a esperar el 10 % del precio del libro (menos el IVA, apostilla). Llobell no esconde su crítica al «mercado». La sensación del autor, señala, es como la del productor de tomates, «que los vende a tres céntimos y en el supermercado están a 3 euros».

Con márgenes así, se necesitan vender 20.000 ejemplares para obtener unos ingresos dignos. Y eso «solo lo hace mi amigo Paco Roca», asevera con humor.

Roca, otro dibujante que ha buceado en el pasado español más trágico en Los surcos del azar. Pongámonos serios, que la memoria histórica lo requiere. «Es un tema que me ha interesado y preocupado siempre. Me parece muy injusto que haya víctimas del terrorismo de primera y otras que no existen», afirma el creador. «Está constatado que en España hubo un holocausto perfectamente claro, con campos de concentración y fusilamientos ilegales, sin juicio», sentencia.

¿Quieren drama? Pablo Uriel fue el único oficial superviviente tras tomar los republicanos Belchite. ¿Por qué? «No está muy claro, él mismo lo dice. Confiesa en los interrogatorios quién es, que ha estado en la cárcel y a su hermano lo han matado los franquistas en Zaragoza. Cuando está en la fila de los que van a fusilar, un cabo lo coge y lo saca de allí sin más explicaciones».

Historia de paradojas, más social que bélica, aunque se ha «hartado» de pistolas y rifles. Drama y terror, como en todas las guerras, claro. Así como barbarie, torpeza, incultura? «Y también esperanza», concluye.

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