Ilusiones, selfies y miles de libros, sí, como dice el titular. Pero también políticos, más que nunca „se nota el ambiente preeelectoral„, y reivindicación de los libreros de «actuaciones enérgicas» por la lectura) y contra la piratería, «que nos hace mucho daño». Y caloret, mucho caloret, claro, porque estaba Rita Barberá y había numerosos niños y adolescentes. La alcaldesa encajó el recuerdo del discurso en presunto valenciano con humor: «Ahora lo que quiero es caloret electoral», dijo entre risas a un imberbe que, en pandilla, le mencionó la manida expresión. No fue el único, ¡qué va! Todo eso debería caber en la crónica de la apertura de la Fira del Llibre de Valencia, que vive una edición especial (la 50) con el mismo presupuesto y sin ayudas especiales de las instituciones.
Parte de ese lamento se filtraba en el discurso inaugural de la directora del certamen, Glòria Mañas, que recordó el «camino lleno de obstáculos»: desde los «ataques violentos de intolerantes» durante la batalla de Valencia al descenso de ventas, la competencia desleal, «las ayudas que tardan» „no han cobrado aún la de 2014 de la Conselleria de Cultura„ y la piratería, esa práctica de la que presumen incluso «cultos y demócratas».
El presidente del Gremi de Llibrers, David Cases, añadió la reclamación de iniciativas «enérgicas» por la lectura: el plan de fomento que libreros y editores quieren ya (los índices están por debajo de la media española) y que la consellera María José Català replicó ayer que, a su manera, existe con el proyecto para potenciar los libros en los colegios y otras actuaciones que han supuesto 53,4 millones en 5 años.
Hay tradiciones inevitables en la jornada, como el paseíllo de la comitiva de autoridades, más larga que nunca, encabezada por Barberá, a la que se unió después Català, que acudía por primera vez. Tras ellas, María Jesús Puchalt, Mayrén Beneyto, Vicente Aleixandre, Vicente Igual, Salvador Broseta, Félix Estrela, Amadeu Sanchis, Marga Sanz, Marta Alonso, el rector Esteban Morcillo, Verònica Cantó (AVL), Jesús Huguet y Ana Noguera (CVC), Vicent Ribes (IAM) o Francisco Molina (MuVIM), entre otros. Y los que aspiran a estar pronto, como Antonio Montiel (Podemos) y Carmen Amoraga (PSPV).
Barberá, hipersolicitada por los jóvenes para autofotos, no compró esta vez, que se sepa. Sí intercambió libros institucionales y recibió de Català, que pagó en efectivo, un ejemplar de La sangre de los libros, de Santiago Posteguillo. El valenciano escaseó en los volumenes regalados.
Y no falta la ilusión „es el primer día„ de remontar ventas (un 40 % menos en cinco años, dicen algunos del gremio) en una Fira en la que el libro digital continúa ausente y, a falta de bombazos tipo Larsson o Grey, hay más presencia de ensayo político y novela romántica.
