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Crítica musical

Sota, caballo y rey

Sociedad Filarmónica

palau de la música (valencia)

Int. Varvara Nepomnyashchaya piano Obras de: Haendel, Beethoven y Chopin. 29 de abril.

Avalada por un brillante palmarés, llegó a la SFV la pianista rusa Varvara Nepomnyashchaya (Moscú, 1983), heredera de la estirpe de Nicolayeva, Postnikova o Zilberstein.Centrar su presentación a un vetusto «sota, caballo y rey» con Haydn, Beethoven y Chopin, fue jugarse demasiado en la primera partida. Hay no pocas referencias alrededor que aún resuenan en las salas a las que se quiere conquistar. Son obras que pueden admitir rigores distintos, más no distantes. Posiblemente Varvara „que así gusta de ser llamada„ no tuvo su mejor noche con algunas carencias tan significadas como significativas, sin duda pasajeras y susceptibles de subsanarse.

La Suite en re menor HWV 437, culminada con «El herrero armonioso», sin ser obra relevante, sirvió de precalentamiento, acomodando al piano actual un texto pensado y realizado por la cuerda punzada del virginal y no para la percutida, ideada por Cristofori. Puestos en la época, un Bach hubiera resultado más convincente. Dicho esto, se le apreció un sonido amplio, empeño en el fraseo y el justo equilibrio del pedal, gran enemigo de este repertorio.

La Sonata op.111 nº 32, la ultima de Beethoven, es un desafío constante de obstáculos técnicos e interpretativos. Varvara tira del texto un tanto a remolque sin llegar a desmenuzar la gran intensidad que subyace en esos compases creados en el periodo romántico del maestro de Bonn.

Los Preludios op.28 de Chopin deberían, con el Op.10, ser declarados Patrimonio de la Humanidad. El músico polaco dedica cada uno de ellos a todas las 24 tonalidades mayores y sus relativos menores, idea que aporta una paleta de colores que enfrenta a cualquier intérprete que ose acercárseles. Fue su versión del nº 13, en Fa # menor, el que redimió al resto donde destacaron los números 4, 7, 9 y 24. La escuela rusa no es la más apropiada para las sutilezas del autor, cuyas obras aspiran a una liquidez con mayores garantías en una pianista como Várvara con medios técnicos incuestionables. Se le aplaudió y ofreció un relajado y poético bis de Chaikowski.

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