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Entrevista | Uiso Alemany

"Estoy asombrado de la banalidad con que se utiliza la palabra Arte; se está haciendo un circo"

«Acordé con Cortés que la exposición del IVAM se haría en 2017, aunque mi obra habrá cambiado dentro de dos años»

"Estoy asombrado de la banalidad con que se utiliza la palabra Arte; se está haciendo un circo"

Lejos quedan las performances en el viejo matadero de Valencia o El Saler. Por las ventanas del estudio solo se ven campos de chufa, recortados en el horizonte por los bloques de apartamentos de la costa. En paredes y caballetes cuelgan las obras que debían formar parte desde febrero de su exposición en el IVAM, firmada por la anterior dirección y cancelada por la nueva. La destrucción de los formatos convencionales es el último sello de Uiso Alemany, ser ecléctico que duda de que estas pinturas puedan ser las que le interesen dentro de dos años, cuando José Miguel G. Cortés le ha ofrecido exponer, por fin, en el IVAM. Tras la polémica, se fue a Brasil, como repite desde hace diez años. Acaba de regresar, cuenta, mientras descorcha una botella de cava cosechero con la que regar el mito del artista.

¿Qué hace un hombre de la huerta en Sao Paulo?

Pues no he parado de trabajar. El director del Museo Afro Brasil de Sao Paulo me ha pedido una exposición para abril de 2016, coincidiendo con la feria de arte contemporáneo, y ya he hecho 30 telas. Luego irá al museo de Salvador de Bahía y al Niemeyer de Curitiba. En fin, tengo todo el año 2016 ocupado.

Ha estado en la feria de Sao Paulo. ¿Qué conclusiones trae?

He estado y cada día estoy más asombrado y decepcionado de la banalidad con la que se utiliza la palabra Arte, que yo pongo siempre en mayúsculas. Se está haciendo un circo, una feria de vanidades, una especulación terrible, en la que solo se atiende a las categorías que curadores, galerías y críticos marcan al servicio de unos intereses que no tienen nada que ver con el arte. Lo vemos en las subastas.

Concrete. ¿Se refiere al tipo de producto que se ofrece en estas ferias?

Entre otras cosas. Un tipo de obras hechas para vender. Las ferias las promueve la especulacion, las ventas? Pero las bienales no están mejor. Los comisarios marcan su línea y llevan a sus amigos. Las 200 que existen hoy son como un circo temático.

¿Qué no le gusta de las obras que el mercado promueve?

Lo que se ven son obras de un formato adecuado para la sala de estar, que quepan, y realizadas con un primor exquisito, todo bien hechito, como si fuera macramé. En la mayoría de los casos el preciosismo y la obra bien acabada están reñidos con la magia. No estoy en contra de los artistas ni de nadie, ojo. Me enloquece cuando veo una obra de arte de verdad.

Sí, pero, ¿cómo se sabe, cómo se identifica el arte?

Esa es la pregunta del millón. Se sabe a partir de tu sensibilidad, después de haberla educado. A mí me encanta la música, pero puedo gozar igual con Mozart que con John Cage. Tu sensibilidad distingue los ruidos, lo banal, de lo que tiene magia. ¿Cómo explicarlo? Imposible. Es un misterio.

El arte no se explica, pero ¿se estudia?

Bueno?, pero no creo que sirva de mucho, porque el arte es una necesidad del ser humano de expresar lo que no sabe. El arte comunica pero no es comunicación. Va mucho más allá. Es como un grito, una necesidad de expresar lo desconocido, algo que te supera, la jodida incógnita que ni la ciencia ha podido explicar.

Es crítico con el mercadeo en el arte. ¿Cuál es su relación con las galerías?

Nunca ha sido buena. Quizá el galerista de mi primera exposición con 20 años reunía todas las condiciones para ser el gran marchante. El mejor que he tenido...

¿Se trata de una cuestión de preservar su libertad creativa, de que le incomodan las indicaciones?

Mi libertad es intocable, por supuesto. A los 73 años? Empecé a trabajar a los doce como albañil, pero siempre he pintado. A mí nadie me viene a indicar ahora.

Hablemos del IVAM, algo más cercano y prosaico. ¿En qué situación se encuentra el conflicto por la exposición que tenía comprometida para este año y anulada por la nueva dirección?

A finales de diciembre o principios de enero, antes de irme a Sao Paulo, tuvimos una reunión en el IVAM con el nuevo director, José Miguel G. Cortés, y llegamos al acuerdo de que la exposición se realizaría en el primer trimestre de 2017. En breve tendremos otra reunión, esta vez en mi estudio, en la que espero de común acuerdo cambiar el proyecto expositivo que ideamos entre 2013 y 2014 el comisario de la muestra, Fernando Castro, y yo.

¿Por qué quiere cambiarlo?

Porque mi obra suele estar en constante evolución y, a dos años vista, supongo y es normal que sufrirá algunos cambios. Espero que para bien. Espero que en esta nueva reunión estemos en buena sintonía para elaborar esas nuevas directrices y que la exposición en el IVAM tenga la mayor altura.

¿Tan importante para usted es exponer en el IVAM?

Es importante en la medida que el IVAM fue en su creación un referente internacional, con mucho prestigio. Yo tengo un currículum ya de exposiciones en museos internacionales y creo, sin pecar de inmodestia, de verdad, que ese respaldo lo necesita más la gente que me ha acompañado durante estos años de carrera, que se preguntan, y me preguntan, por qué no he expuesto nunca en el IVAM.

¿Está lejos el IVAM ahora del que fue?

Fue un referente internacional, como decía. Se hicieron exposiciones que estaban solo aquí, en Tokio y en Nueva York, y que la gente de Europa venía a ver. Es evidente que ha sufrido un eclipse en los últimos años.

¿Ve la cultura degradada en el siglo XXI?

La cultura no se puede deteriorar. Es lo único que queda. Lo que sí se ha deteriorado es el uso que los políticos hacen de ella. Es como cuando dicen que el arte ha muerto. No. El arte no morirá mientras exista un ser humano, porque va a tener la necesidad de explicarse a sí mismo. Eso sí, sin interés comercial.

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