El británico Tom Browne, director de Radiator, la película que abrirá la edición número treinta de Cinema Jove, deambulaba por el hotel Astoria en busca de café antes de una improvisada presentación de su obra, sin que nadie reparara en él. Llega al festival después de pasar por otro festival en Londres, dos en Norteamérica y un par más en Europa y poco después, cuando le preguntaban sobre su película, atendía en estado de espera, casi alerta, aguardando a que resonara el nombre que hay detrás de la cinta: Rachel Weisz. La actriz es una de las productoras de su primer largo y la explicación a esta asociación tenía una simple razón: «mi mujer y ella eran las mejores amigas en la escuela», relataba el artista.

Browne confiesa ser un novato en la inagotable gira de promoción que sucede al rodaje de una primera película. No será el único. De los diez directores que pasarán por la sección oficial del certamen, nueve se presentan con una ópera prima. El desfile de noveles será constante en un festival en el que la selección de películas se ha cerrado en un tiempo récord y casi sin red, después de que el cambio en la empresa que se encarga del certamen obligara a una organización de vértigo, algo que, unido al paulatino recorte presupuestario en el festival „el de este año supera por poco el medio millón de euros, casi la mitad de lo que llegó disponer hace cuatro años, pone a los organizadores ante la encrucijada de seguir o no adelante y cómo hacerlo en el futuro, en el preciso instante en que llega cambio de gobierno.

En esta edición, los seleccionadores de Cinema Jove no han podido explorar festivales que solían ser un vivero habitual, como el de Berlín, aunque el propio Maluenda ha insistido en las semanas precedentes que la programación oficial se ha mantenido fiel a la filosofía del certamen y sus estándares de calidad. Se trata, defiende Maluenda, de películas que asumen un riesgo formal, declaradamente independientes y que deben servir como impulso a directores desconocidos. Por otro lado, a pocos días de que comenzara el certamen la organización trataban de cuadrar agendas ajenas para evitar que la trigésima edición se presentara sin grandes nombres que aliñaran la programación oficial dirigida a un público especializado. Finalmente, Cinema Jove ha conseguido contar con viejos conocidos del festival pero que, de cara al gran público, siguen siendo un buen señuelo: Urbizu, Gracia Querejeta, Santiago Segura, José Mota, Gonzalo Suárez.

Atrapar al público nostálgico

Respecto a los premiados de antemano, la Luna de Valencia Especial será para el sueco Ruben Östlund, que tras dejar su huella en la sección oficial de Cinema Jove en 2009 y pasear su última producción, Fuerza Mayor, por Cannes, regresa a la ciudad que le brindó una de sus primeras oportunidades. Asimismo, el premio dedicado a futuras promesas, Un futuro de cine, será para la joven Irene Escolar. Y Cinema Jove también se ha provisto con una sección para captar al público nostálgico, con el ciclo paralelo Cult Fiction, que tendrá lugar en los Viveros y aúna horror e ironía con películas de culto marcadas con el sello de clásicos del género como Sam Raimi, John Carpenter, Joe Dante o Ivan Reitman.