Hubo una vez en que Jaime Morey (Alicante, 1942) estuvo delante de Nino Bravo. Fue en el concurso previo a Eurovisión de RTVE, en 1972. El alicantino, que en los sesenta había ido moldeando al cantante melódico de baladas que se asomó a los setenta, alzó el vuelo al festival europeo de la canción. Antes de ese, su momento de gloria y consecuentemente el inicio de su decadencia, Morey se había lanzado a la canción romántica y había proyectado cierta imagen de galán. En los sesenta tuvo su momento. Fue segundo en el festival de Benidorm con su canción El barco, el mar y el viento, realizó duetos con Rocío Dúrcal y flirteó con el cine.

Los setenta llegaron con el tímido horizonte democrático anunciándose al final del régimen. Morey, mientras, consolidaba su amistad „reconocida por él mismo„ con Fraga, algo que años después acabaría marcando sus últimos días en los escenarios. Pero entonces la noria lo había puesto a rozar el cielo. En el 72 su carrera tocaba techo cuando adelantaba a Nino Bravo camino de Edimburgo para acabar en la décima posición con Amanece, tema para el que puso la música Augusto Algueró.

Tardaría aún una década en retirarse, pero nunca estuvo tan cerca de agarrarse de una forma definitiva al vagón de la fama. Tras un retiro en México, donde participó en telenovelas, y algún escarceo más en alguna comedia como Juana la loca de vez en cuando, en los ochenta y junto a Lola Flores, López Vázquez y Fernán Gómez, acabó bajándose de las tablas para pasarse a la producción.

Zaplana y Gescartera

«Me lo pidió Fraga, que era amigo, y acepté, pero nunca fui de Alianza ni de ningún partido. Ese asunto me hirió. A la compañía de discos no le sentó nada bien que cantara ese himno; acababan de legalizar el Partido Comunista y la moda era ser de izquierdas», dijo en una entrevista a La Razón el propio Morey. El caso es que cantó para el partido de Fraga en las primeras elecciones y pese a que luego trató de alejarse de esa marca, lo cierto es que su vínculo con el Partido Popular no se había desvanecido.

Fue en el año 2000 y en la C. Valenciana. Zaplana lo reclutó para el equipo de presidencia con un apellido lírico: asesor musical. Apenas duró en ese cargo, puesto que en 2001, cuando saltó por los aires el escándalo Gescartera, su nombre apareció vinculado a la gran tramas de estafas. Propiedad de su yerno Antonio Camacho, Morey fue director de relaciones públicas del holding durante dos meses, en los que declaró no haberse enterado de nada de lo que sucedía. En cualquier caso, sus valedores se alejarían de él. Zaplana lo destituyó y posteriormente declararía en las Corts „a pregunta de Ximo Puig„ que lo había contratado sin conocerlo, porque se le había «sugerido». Morey murió ayer, en Madrid, a los 73 años, tras una larga enfermedad.