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Entrevista | José Porcel

"Debería haber una edad límite para el bailaor"

José Porcel, que estará en el Olympia hasta el domingo 2 de agosto con su espectáculo «Flamenco Passion», inicia el próximo mes una gira por varias ciudades de Estados Unidos, donde ya ha estado en multitud de ocasiones

"Debería haber una edad límite para el bailaor"

José Porcel es un sevillano que se inició como artista en Valencia, bajo los sabios consejos y el arte del magnífico bailaor y coreógrafo Martín Vargas, de quien José, que reside en Madrid desde hace años, guarda siempre un entrañable recuerdo.

Fue mi maestro y mi amigo. Un hombre extraordinario, gran artista y excelente persona. Sentí mucho su muerte y lamenté no poder asistir a su entierro por encontrarme fuera de España.

¿Es necesaria la pasión para bailar flamenco?

Es necesaria la pasión, la fuerza, el coraje, el sentimiento, el temperamento, y sobre todo, el arte. Solo sintiendo todo eso se puede transmitir al público lo que se lleva dentro.

Qué debe tener más fuerte el bailaor la cabeza o las piernas?

Ambas cosas. Si no hay fuerza en el cerebro no se mueven las piernas como deben moverse.

Usted derrocha facultades sobre el escenario, ¿necesita entrenamiento a fondo cada día?

Por supuesto. Cuatro horas por la mañana de ejercicios y por la tarde, seis, cuando ejerzo como maestro de baile en mi casa de Madrid, si no estoy de gira o actuando en algún lugar.

Usted tiene una compañía muy joven, ¿le es fácil dirigirles?

Empujan mucho estos canallas. Tengo desde 19 años hasta veintitantos. Y yo voy por los 42 años... Pero en este espectáculo les doy cierta libertad para que impongan ellos sus propios sentimientos.

¿Se ha roto ya la imagen de españolada que acompañaba al baile flamenco español tradicional?

Afortunadamente, porque la españolada nos hizo mucho daño. Se pensaba que el flamenco era cosa de juerguistas, borrachos, delincuentes o maricones. Y hemos demostrado todo lo contrario, porque el flamenco es arte. Hemos evolucionado, como todo evoluciona, e incluso la forma de vestir en el escenario es moderna y sumamente actual.

¿Influyó en este cambio radical la forma de hacer de Joaquín Cortés?

Por supuesto. Joaquín ayudó mucho a renovar las normas clásicas.

¿Los gitanos tienen un don especial para el flamenco?

Es cosa de raza, desde luego, y lo llevan dentro. Pero también los payos lo podemos hacer muy bien.

Usted ha actuado en medio mundo, ¿cual cree que es el público más entusiasta con el espectáculo flamenco?

Sin duda alguna, el japonés. Allí hay verdadera pasión por el flamenco, y al terminar cada actuación hay cantidad de gentes que te esperan y te jalean al salir. Incluso te siguen con sus coches tocando el claxon.

Y también hay bailaores japoneses...

Y buenos guitarristas y hasta excelentes cantaores...

¿Hay una edad límite para el bailaor flamenco?

Debía haberla. Es lamentable que alarguen una carrera cuando ya no se responde con energía. Yo admiro a Nacho Duato, que se retiró bailando y el público le recuerda así.

¿Será ese el caso de José Porcel?

Tengo pensado retirarme dentro de cuatro años, aunque como director o de cualquier otra manera seguiré vinculado al baile flamenco.

¿Se puede vivir bien de esta profesión?

Personalmente, he tenido la suerte de ganar mucho dinero con el baile. Vivo muy bien y creo que podré seguir así el resto de mi vida.

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