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Danza

Conjunción de estrellas en danza

El proyecto Valencia Endanza celebra su séptima edición con figuras internacionales del baile que acuden a la ciudad para enseñar a jóvenes bailarines - La iniciativa concluirá con una gala benéfica con Yonah Acosta, Diego Benito o Summerscales

Conjunción de estrellas en danza

Tanto en Billy Elliot como en El cisne negro quedó claro que detrás del sutil movimiento de la danza se esconde mucho sacrificio. Esta disciplina cargada de sueños y de constancia encuentra un trampolín hacia el mundo profesional en Valencia gracias a un proyecto que importa a la ciudad estrellas de la danza para compartir su sabiduría con jóvenes bailarines.

Llegaron hace casi diez años a Valencia después de recorrer el mundo. Y fue un tiempo después cuando Pilar Martí y Diego Brichese decidieron crear Valencia Endanza y dar una oferta formativa a alumnos de diferentes conservatorios gracias a la posibilidad de conocer a profesores y coreógrafos reconocidos a nivel internacional. Desde entonces han visto cada año crecer el proyecto. Esta es la séptima edición.

«Conseguir bailar profesionalmente. Eso es lo que queremos que consigan nuestros alumnos», describe la valenciana Pilar Martí, profesora en el conservatorio de Valencia y directora de Endanza junto a Brichese. Durante las dos semanas que duran las clases, los alumnos, llegados de diferentes partes del mundo como Finlandia, Rusia, Perú o Portugal, reciben un intensivo de las tres especialidades de danza que se imparten en los conservatorios españoles: danza clásica, contemporánea y danza española.

«Además de vivir una experiencia especial al tener que compartir en dos semanas muchos sueños, los alumnos se forman al lado de gente que no te encuentras fácilmente», explica Martí.

Entre los profesores figuran directores de las mejores escuelas europeas como Jan Broeckx (de la Academia Nacional de Danza de Munich) y Richard Wherlock (director y coreógrafo de BalletBasel). También bailarines como Simona Tartaglione (ex bailarina de la Compañia de Maurice Bejart) o Nanette Glushak (primera bailarina del American Ballet Theatre y repetidora del repertorio Balanchine).

Uno de los más destacados que acude este año y que ya ha venido a Valencia en otras ocasiones para impartir clases magistrales es Federico Bonelli, primer bailarín del Royal Ballet de Londres.

El alto rendimiento de estas dos semanas bajo la tutela de estrellas del baile, puede llegar a pasar factura a los jóvenes bailarines debido a la intensidad de las jornadas.

Sin embargo, pese al trabajo diario y al alto nivel técnico que se debe alcanzar, «siempre compensa».

Y, frente al sacrificio, vocación. «La danza tiene una parte de autodisciplina enorme. Hay que ser muy perseverante y es un trabajo duro porque es monótono, individual y muy físico», explica Martí. Ella lo ha vivido en su propia piel porque también es bailarina y, aunque no comparte la visión «tan oscura» que trasladan películas como El cisne negro, sí admite que la exigencia es «brutal», pero que los jóvenes lo aguantan perfectamente porque «lo llevan dentro».

Un proyecto solidario

Endanza es una organización sin ánimo de lucro, que se autofinancia con el curso y vive todo el año preparándose para estas dos semanas. Como colofón final de las clases, organizan una gala benéfica en colaboración con Aspanion (Asociación de padres de niños con cáncer) que se celebrará el próximo viernes a las 19 horas en el Teatro La Rambleta.

En el evento los alumnos participantes del curso tienen la oportunidad de mostrar al público todo su potencial y compartir escenario con algunos de los bailarines profesionales que les han dado clase. Junto a ellos, otras estellas como Yonah Acosta (bailarín principal del English National Ballet) o Lauretta Summerscales (de la misma prestigiosa formación británica, que ahora dirige Tamara Rojo).

Los esfuerzos de esta iniciativa ya han dado sus frutos a lo largo de los años. En la actualidad, «ex alumnos» suyos se encuentran trabajando profesionalmente y viviendo de la danza en Londres o Ámsterdam.

Un ejemplo es Daniel Montero, alumno madrileño que acudió al curso hace cinco años, luego viajó a Holanda y ahora forma parte del ballet nacional holandés.

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