El proceso para la adjudicación de El Musical vuelve prácticamente al punto de partida, a la diatriba primera entre el control privado y público, para quedarse ahora bajo la tutela del ayuntamiento. Fuentes municipales apuntaban ayer a Levante-EMV que el actual proceso de licitación, impulsado por el anterior gobierno, está totalmente paralizado y en proceso de «reformulación» con el fin de que la mayor parte de la gestión —principalmente en lo que respecta a la programación— deje de estar en manos privadas.
Las mismas fuentes señalan que en septiembre estará listo un nuevo pliego de condiciones que definirán la orientación de El Musical, en el que se detallará de qué manera se materializa el cambio en el control de la sala. Aunque desde el consistorio evitan ahondar en la fórmula utilizada, no se descarta que se convoque una plaza de libre concurrencia para dirigir la parte artística del teatro. También se matiza que, pese a que la gestión será en esencia pública, probablemente se externalizarán algunos servicios, como podrían ser los que atañen a la parte técnica del recinto.
Finalmente se ha impuesto la custodia desde las instituciones públicas como vía para dotar a El Musical de una nueva identidad, uno de los propósitos del nuevo gobierno municipal en materia de cultura, y para lo cual se debatían entre esta alternativa o elevar el canon en una nueva convocatoria privada, con el objetivo de que la empresa seleccionada ofreciera una propuesta menos comercial. Al final, uno de los motivos principales para este cambio en las reglas del juego para conducir El Musical es que en la programación se dé prioridad a los textos valencianos y que el teatro «se implique en el tejido del barrio», manifiestan las fuentes consultadas. Por ello, afirman, desde la delegación de cultura del consistorio se ha mantenido contacto con diferentes asociaciones del Cabanyal —también con figuras del sector escénico—, con el fin de establecer cuál debe ser la función de un espacio como El Musical dentro de un barrio que, por otro lado, espera un nuevo plan urbanístico.
El concurso paralizado
Fue en marzo cuando la anterior empresa responsable del teatro, propiedad de José Luis Moreno, abandonó El Musical. Al poco se pondría en marcha la convocatoria de un nuevo concurso al que, como publicó en su día este diario, concurrieron seis candidaturas. Una de ellas era Clece, la filial de Florentino Pérez, que competía con un grupo de aspirantes valencianas: la familia Fayos, propietaria del Olympia, junto a Albena Teatre; BAC S. L., que ya gestiona el Espai Rambleta; la alianza entre la UTE que gestiona el Teatre Calderón de Alcoi y Espacio Inestable; e Infinity, en cuyas manos ya está el Teatro Serrano de Gandia. A estas se unió la asociación de teatro aficionado Andta-Caramba.
El proceso de selección se abortó antes de la apertura del tercer sobre —el que contiene la oferta económica—, explican desde la corporación, y la situación en la que quedan las candidatas ahora es inconcreta. Las propuestas no serían válidas en el nuevo proceso y, según determina el pliego de condiciones de El Musical, cabría incluso una compensación económica por la preparación de las propuestas.
