No es la primera vez que los ladrones sacuden el interior del San Pío V. Tampoco la segunda. El anterior robo en el museo data de 2001, cuando fue sustraído un cuenco de cerámica china perteneciente a la dinastía de los Song (960-1279). Entonces, desde el museo se afanaron en asegurar que contaba «con un amplio sistema de seguridad durante las 24 horas del día, que se completa con vigilantes de sala en horas de apertura al público en las exposiciones temporales», pese a que el bol había sido robado a plena luz del día. En aquel momento, los técnicos solo se percataron de la desaparición de la cerámica cuando procedieron al desmontaje de la exposición entonces en curso, puesto que la vitrina había sido sellada tras el hurto.

Las desapariciones en el interior del recinto, sin embargo, parecen cíclicas, puesto que la anterior sustracción se sitúa de 1988. Entonces se evaporó un pergamino del siglo XV que pertenecía al Archivo del Reino y se había mostrado al público con motivo de la exposición Ausiàs March i els seu temps.