Mucho se ha escrito y dicho en este triste mes de agosto, bochornoso, de Lina Morgan, pero poco o nada sobre su carácter, humildad y humanidad. Como acompañamiento a lo escrito por Rafael Brines, me pongo a rememorar algunas cosas que se quedaron fuera, aparte de sus dotes, ya reconocidas por crítica y público, como artista extraordinaria y de estilo ecléctico, y es la humanidad que siempre la acompañó. Y como prueba les cuento la siguiente anécdota. De vuelta de una estancia de Buenos Aires, en donde me crié y empecé a estudiar piano cuya carrera terminé en mi terreta, aunque me sentí «porteño» de Buenos Aires hasta el día de hoy y por eso «crucé el charco», como decían en aquellos años, en varias ocasiones y mi corazón quedó en parte allá y el resto en «mi» barrio Morvedre y «mi» bohedo querido. Entre mis correrías, y dentro del mundo del espectáculo, tuve la suerte de conocer a Lina Morgan, y también trabajé en alguna ocasión con Tony Leblanc y Marujita Díaz, en un espectáculo benéfico. Me presentaron a Lina Morgan, y entre palabras y palabras, con foto dedicada incluida, le dije que mi padre era un gran admirador de su arte. A medida que hablamos le dije lo de mi estancia en Buenos Aires, y el cariño que le tenía, ahora, o sea después de nuestro conocimiento, todavía más. Pero, así de sopetón, le dije: «¿Sabes, Lina?, te admiro mucho yo también, pero esa parodia que haces del tango es de lo más genial de tu repertorio aunque, tal vez, alguien pueda interpretarlo como una burla». Se me quedó mirando y me dijo que no era esa su intención, a lo que asentí yo añadiendo que, sin ese número, yo no la valoraría tanto, mucho más, digo hoy, como la valoro. Nos despedimos y me regaló una foto firmada con su nombre: Angelines López Segovia. Una foto, un primer primerísimo plano de su sonriente y bello rostro, y donde por detrás se lee que «Es prohibida la reproducción sin que figure la firma del autor». Y así lo hago dedicándola a todos los amantes y admiradores de nuestra gran Lina Morgan y del periódico Levante-EMV, que tan bien se han ocupado de ella en estos tristes días.