En las últimas décadas los valencianos han asistido al cierre progresivo de sus salas de cine. La ciudad vivió su punto álgido en la década de los sesenta cuando llegó a reunir en sus calles a cerca de setenta salas de cine, pero esos números fueron imposibles de mantener y se aceleró el goteo de cines con las persianas bajadas.

El declive más evidente se vivió de 2005 a 2013 cuando se perdieron 33 de ellos en la Comunitat Valenciana (ocho en Alicante, cinco en Castelló y 20 en Valencia) y España pasó de 1052 cines a 777 en el mismo periodo. Hoy del esplendor de los años sesenta sobreviven cerca de quince cines en Valencia.

Sin embargo, hace unas semanas se anunció la reapertura de los Cines Aragón, nueve años después de su cierre que, junto a los Cines Avenida en El Perelló, rompen con la tendencia negativa y abren una nueva etapa de esperanza para las salas de cine.

Mucho tiempo hacía desde la última vez que, en lugar de despedir a un cine, se daba la bienvenida a uno nuevo. O, en este caso, se celebraba la vuelta de uno mítico en una de las avenidas más grandes de la ciudad.

Miguel Tejedor, autor de «El libro de los cines de Valencia (1896-2014)», tendrá que escribir un nuevo capítulo para contar lo que él mismo describe como «una noticia excelente, una nueva esperanza».

«Valencia tiene una tradición de cine enorme y merece contar con una buena sala», afirma Tejedor. Su libro, publicado en noviembre de 2013, repasa la trayectoria de las salas de cine en una Valencia que, en total, ha llegado a contabilizar 200 salas en total.

Historia que comenzó a finales del siglo XIX, concretamente el 10 de septiembre de 1896, en el Teatro Apolo. El francés Charles Kall, trajo consigo un repertorio de películas que se proyectaron gracias al recientemente inventado cinematógrafo. Así se estrenó la historia del audiovisual valenciano.

El cine no tardó en despertar la curiosidad de un público maravillado al ver imágenes en movimiento, que a lo largo del siglo XX vio crecer toda una industria definida como el séptimo arte. «Hoy vivimos el principio de una nueva tendencia, con cines 'de bolsillo', pequeños, que con una buena programación tienen el éxito más que garantizado», asegura Tejedor.

Antonio Such, conocedor del sector audiovisual, gerente de un cine (los Babel) y presidente de la Asociación de Exhibidores de la Comunitat Valenciana, matiza la apertura de los cines Aragón: «es una buena noticia si viene acompañada de un crecimiento de los espectadores, pero sí que se nota una recuperación del sector que ya empezó el año pasado y que poco a poco vemos que va mejorando»

El séptimo arte vivió su propia crisis antes que la económica, entre otras cosas por la sensación de que era «un ocio muy caro». La piratería también tuvo parte de culpa en ese declive, junto con „en su día„ la televisión y los videoclubs.

«El cine es el ocio más barato que existe», defiende Antonio Such tras compararlo con la feria, el teatro u otros eventos culturales que desembolsan más los bolsillos de los espectadores.

Por los precios bajos (4 o 5 euros) es por lo que apostarán los nuevos dueños de los Cines Aragón, la cooperativa cinematográfica La Cinemista. Su estreno se espera para octubre de este año. ¿Conseguirán llenar sus 800 butacas?