Tras poco más de un mes desde el cese de la anterior directora, el Museo de Bellas Artes de Valencia va a dejar de presentar un vacío en la cúspide de su organigrama. El encargado de velar por la pinacoteca provisionalmente „hasta que se lleve a cabo el concurso público que persigue conselleria„ llegará puntual con el inicio de curso y en un momento de evidenciada urgencia para la institución. Según ha podido saber este periódico en la criba de candidatos para ese puesto hay un nombre que ha descollado claramente y es el de Jose Ignacio Casar Pinazo. En Campanar se ha estado trabajando las últimas semanas para resolver la situación de desgobierno „pese a que la propia conselleria se hizo cargo directamente de la custodia„ que vive el San Pío V y, a falta del nombramiento oficial, el arquitecto, perteneciente al cuerpo de la administración pública será casi con total seguridad quien tome el relevo de Paz Olmos.
La figura de Casar Pinazo se adapta como un guante al perfil trazado por Cultura y, además, su segundo apellido tiene célebres reminiscencias. La carrera de este descendiente de Ignacio Pinazo, pintor valenciano universal de finales del XIX, ha discurrido por el mismo cauce de la ciudad que acunó a su bisabuelo. Casar Pinazo es arquitecto y profesor de urbanismo, y sus proyectos han girado siempre en torno a Valencia. La pasada legislatura, de hecho, el ayuntamiento le encargó la redacción del plan de protección especial de la zona centro de la ciudad, que incluía 29 bienes de interés cultural, 27 inmuebles de Bien de Relevancia Local, 12 elementos urbanos y 414 edificaciones protegidas. Ese mismo proyecto abordaba asuntos como la peatonalización de la Lonja y del Mercado Central.
¿Por qué un arquitecto?
Con una dilatada experiencia ligada a la ciudad y dentro del funcionariado de la Generalitat, el currículum de Casar Pinazo le presentaba como la opción deseada en la nueva conselleria. El hecho de que sea un arquitecto el que tome las riendas de la pinacoteca puede sorprender en una primera lectura, pero se entiende cuando se hace un rápido repaso a la hemeroteca y se escruta el futuro a corto plazo del San Pío V.
La tarea que absorberá la atención del nuevo responsable será la de tutelar el museo durante la fase final de las obras de intervención, las cuales deberían haber acabado a final de este año, justo el periodo que presumen en la conselleria que tardarán en contar con el director definitivo tras el concurso público. Esas obras de actualización del museo han sido precisamente uno de los puntos más controvertidos en los últimos años de gestión del anterior gobierno, atrayendo críticas de historiadores y colectivos dedicados a la preservación del patrimonio por temas como el aspecto actual de la fachada del museo. Sin olvidar, claro, que han sido los mismos trabajos de restauración los que abrieron la grieta de seguridad que facilitó el robo hace unas semanas.
Con el cercano nombramiento del nuevo director, Cultura habrá dejado en tratamiento a una institución malherida. Al menos tendrá quien se ocupe de ella a jornada completa. Cuando Casar Pinazo aterrice en su nuevo despacho contará con el trabajo previo de Miguel Ángel Piqueras, quien ya lleva unas semanas ejerciendo como gerente del museo.
