El caso del Teatre el Musical (TEM) pone de manifiesto que las intenciones políticas viajan por una carretera infinitamente menos congestionada que la realidad administrativa o burocrática. Ayer, el ayuntamiento aprobó en junta de gobierno paralizar la licitación puesta en marcha antes de las elecciones, a la que concurrieron cuatro candidaturas valencianas „entre ellos la familia Fayos y el responsable de Espacio Inestable„ y una filial de Florentino Pérez. La decisión, tomada casi desde que entraron los nuevos responsables de Acción Cultural, se tomó en base a «evitar que la oferta económica ligada al mantenimientos sea el factor determinante», según un comunicado del ayuntamiento. En definitiva, se ponía de relieve una de los puntos más criticados de esa licitación: que la propuesta económica primaba sobre la artística.

Cerrado ese capítulo queda saber qué ocurrirá con el teatro en el futuro. Como avanzó este periódico, desde el consistorio se está gestando un nuevo concurso público para elegir al nuevo responsable de la programación del TEM „persona o colectivo„, abriendo una vía hacia la municipalización del teatro. Junto a esa licitación se prepararía otra para externalizar algunos servicios del centro, del ámbito técnico, que sí recaerían en manos de empresas privadas. Sin embargo, los plazos establecidos para la confección del nuevo pliego de condiciones podrían provocar que el teatro permaneciese con la persiana bajada la presente temporada, puesto que el nuevo concurso no estaría listo hasta la primavera de 2016.

Y ahí es donde el ayuntamiento ha puesto en marcha una solución temporal. La concejalía quiere que el teatro abra sus puertas este mismo otoño y lo hará con un equipo en el que se integra la Comisión Vecinal de Cultura, contando con las inquietudes de la gente del propio barrio del Cabanyal, y al frente colocará un coordinador encargado de cerrar una programación de manera inmediata. Esta alternativa, apuntan fuentes del consistorio, marcará desde ya la línea que pretende seguir el nuevo Teatre el Musical, y que tratará de convertirlo no solo en una sala para espectáculos cerrados de compañías, sino en un centro cultural en el que converjan representaciones y actividades „tales como talleres o escuela de teatro„ dedicadas a la propia gente del barrio.

Más que un director de teatro

Esta solución, si bien provisional, sí creará una tendencia en la futura vida de El Musical. Por otro lado, mientras el teatro se quita la pelusa tras estos meses de clausura, en el ayuntamiento, aseguran, se extenderá el diálogo con los vecinos del barrio y profesionales de las artes escénicas para ir puliendo el nuevo pliego de condiciones.

Hay en este proceso una novedad que se valora a día de hoy desde el consistorio: que la figura que salga de ese procedimiento abierto no limite su actividad al teatro situado en el Cabanyal, sino que se convierta en un coordinador que amplíe sus capacidad a otras salas, tales como Rambleta o Las Naves, para evitar la contraprogramación entre estos espacios.