Cualquiera que tenga hijos pequeños sabe lo difícil que resulta en ocasiones que se queden dormidos. Padres que no pegan ojo en toda la noche porque no hay forma de que el niño caiga en los brazos de Morfeo. Aquellos que estén cansados de salir de madrugada con el carrito o montar en coche al bebé a ver si con el ruido del motor logra calmarse, pueden recurrir ahora a un nuevo sistema.

Se trata de un relato infantil titulado 'El conejito que quiere dormirse', escrito por el psicólogo sueco Carl-Johan Forssen Ehrlin, quien parece que ha dado con la clave definitiva para dormir a los niños en un santiamén a través de la lectura y de una serie de técnicas psicológicas.

Este cuento no tiene más que 26 páginas y se ha convertido en todo un fenómeno de ventas. Ya ha sido traducido a siete idiomas, entre ellos el castellano, y va camino de convertirse en uno de los libros más vendidos del año en nuestro país.

Forssen Ehrlin define la historia como "el equivalente verbal de la mecedora para dormir a un bebe". Siguiendo las pautas que se nos marcan durante la lectura, lograremos que el pequeño se sienta identificado con el protagonista, el conejito Carlos, quien, a diferencia de sus padres y hermanos, es incapaz de dormir pese a que se encuentra enormemente cansado.

En busca del sueño perdido

Acompañado de su madre, Carlos se va en busca del Tío Bostezo para que le ayude a quedarse dormido. Durante el camino se encontrarán con una serie de personajes como el Caracol Durmiente o el Búho de Ojos Pesados, los cuales le darán consejos para poder conciliar el sueño más rápido. Carlos finalmente cambiará su forma de pensar y se autoconvencerá de que él también puede dormirse fácilmente, como sus padres y hermanos.

Con la ayuda del relato, hay que conseguir que el niño cambie también ese pensamiento negativo de "yo no me puedo dormir" por otro positivo: "seré capaz de conciliar el sueño". Aquí entran en juego una serie de técnicas psicológicas que explica Forssen Ehrlin y que hay que llevar a cabo en el orden adecuado.

El autor recalca que es muy importante "leerlo desde el principio hasta el final, aunque creas que el niño o la niña ya se ha quedado dormido". El pequeño debe estar acostado y aunque el libro tiene dibujos, es mejor que no los mire y se concentre en la voz que le está contando el cuento.

Durante la lectura, hay que dar énfasis a las palabras que aparecen en negrita, mientras que las que lleven cursiva deben leerse muy lentamente. Hay partes destacadas en corchetes en las que se piden hacer algunas acciones, como bostezar, y donde ponga [nombre] debe leerse el nombre del niño o la niña.

De esta forma lograremos que se relajen, se sumerjan en la historia y sean conscientes de que, al igual que Carlos, ellos también pueden quedarse dormidos.