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Entrevista | Pablo Alborán

"Un concierto benéfico para los refugiados sería fantástico"

El cantante propone que todos los artistas españoles se junten para ayudar a los refugiados a través de la música.

"Un concierto benéfico para los refugiados sería fantástico"

¿Siente que hay gente que lo encasilla por sus baladas?

Sí, todos encasillamos. Si no es por mis baladas será por otra cosa, la gente necesita situar a los artistas, pero no quiere decir que todo sea así. Es la verdad, le canto al amor, pero en mis discos hay de todo.

¿Con qué estilos musicales le gustaría experimentar?

Con todos, amo la música. Me encantaría hacer un disco de flamenco, de jazz, de sinfónica, incluso electrónica. Otra cosa es que yo cante, pero me encantaría experimentar y sobre todo fusionarlos, que es lo más divertido.

¿Problemas con la fama?

No, como tales no. No quiero considerarlo un problema porque todavía no lo es. Cuando me paran, cuando se hace complicada una salida, uno acepta que viene con la profesión. Cuando vas a la playa o al cine y no puedes, no te vas a dar contra la pared. Al final vas y haces tu vida normal, que la gente vea que tienes las costumbres de un chaval de tu edad.

¿Un detalle de sus fans que le haya llegado?

Que están haciendo colas hace días y me encantaría poder estar ahí, abrazarlas, hacer algo. Se turnan, los padres les llevan la comida... Alucino, aguantan lluvia y calor con tal de estar lo más cerca posible en el concierto. Me emociona y me sigue chocando. Las cartas, las cosas que me cuentan, confidencias... Me tratan como si fuera de la familia, algo que a mí me costaría con un desconocido. .

¿Qué le pareció la polémica con Matisyahu en el Rototom?

Opino que la música está por encima y debería estar más por encima desde el principio. Estuve viendo en Sevilla a Daniel Barenboim, cómo unía a palestinos e israelíes en una orquesta. Un violinista era amigo mío y era emocionante contemplar cómo las emociones estaban por encima de todo. Se sentían identificados, había mucha empatía, era espectacular. La música debería unir; sería muy utópico, pero ojalá.

¿Surgirá alguna iniciativa solidaria desde el mundo de la música para los refugiados?

No estaría nada mal. Tengo un amigo, Hernán Zinc, que hace documentales. Automáticamente cogió la cámara y se fue para allá porque sintió esa necesidad. Tengo la misma sensación: si a través de la música se puede ayudar, por supuestísimo. Yo, por ejemplo, estoy con la causa del cáncer infantil, se tendrían que hacer conciertos benéficos de tantas cosas en España... Un concierto benéfico para los refugiados sería fantástico, pero no yo solo, sino con todos.

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