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Entrevista | Merche Mar

Merche Mar: "A Barcelona vienen a la Sagrada Familia, las Ramblas y al Molino"

Tras la reapertura del teatro, la vedette barcelonesa es la presentadora

Merche Mar: "A Barcelona vienen a la Sagrada Familia, las Ramblas y al Molino"

Cuando cerró el teatro el Molino en 1997, ¿qué pensó: que reabriría pronto, que tardaría o que ya no volvería jamás?

Yo pensaba que no volvería a abrir, la verdad. La empresa entró en quiebra y no había más remedio que cerrarlo.

Y usted mantuvo la llama viva.

Monté el espectáculo del Molino itinerante, lo llevé por toda España. A la Comunitat Valenciana fuimos muchas veces; fue uno de los sitios más habituales.

Y en 2010, el milagro. ¿Cómo se fraguó rehabilitar el Molino y relanzarlo?

En 2010 se inauguró, pero la idea ya venía de unos años. Primero eran unos empresarios rusos; luego la empresa que lo lleva ahora. Era una cosa de mucho dinero. El teatro es totalmente nuevo, de arriba a abajo. Con la mejor tecnología, con lo más moderno... Es una inversión enorme.

¿Por qué hay que ir al Molino?

Por que es mágico, entrañable; es para todos los públicos... A Barcelona muchos turistas vienen a ver la Sagrada Familia, las Ramblas y el Molino. De verdad. Y una vez dentro, lo que la gente valora mucho es la extraordinaria proximidad con el escenario, el poder ver tan de cerca a los artistas.

Usted fue vedette del Molino hasta el 97 y ahora la recuperan como maestra de ceremonias. ¿Se siente fortunada?

Muy afortunada, ya lo creo. Mi papel es un poco difícil porque a parte de presentar, he de dar continuidad e interactuar con el público. Y ahí dependes mucho del tipo de gente de ese día. Pero me gusta mucho..

¿Por qué lo llaman burlesque si se llama cabaret de toda la vida?

Bueno, eso es una moda y ya está. No deja de ser el cabaret de toda la vida, pero algo renovado, con una historia... ¡El burlesque tiene más años que Carracuca! Lo que pasa es que desde hace un tiempo parece más sofisticado y lo llamamos así.

Pero hay más cosas que cabaret...

Y tanto. Hacemos de todo: rumba, monólogos... El nuevo Molino es un espacio que no para. Ni en verano. Además, tenemos una terraza arriba, restaurante; se puede contratar para eventos privados... Y en lo artístico renovamos constantemente. Esta semana inauguramos Cabaret experience.

¿Cómo lleva la doble función diaria?

Bien, estoy acostumbrada. Es más duro para los bailarines que para mí. Pero el elenco del Molino puede con todo. Son un tipo de artistas especiales. Sinceramente.

Si le pregunto por la independencia de Cataluña, ¿contestará sin rodeos o se escaqueará dialécticamente?

No, no, no... Yo en mi espectáculo no toco nunca ni política ni religión. Nunca.

Pero esto no es el espectáculo, esto es una entrevista...

No, no, no, que no... [Ríe]. No quiero molestar ni a unos ni a otros. Los artistas no tenemos que meternos en esas cosas.

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