Notorius (en español: Encadenados), de 1946, es una de las grandes obras del maestro del suspense, Alfred Hitchcock, y como una quintaesencia de su estilo, que tanto admiraron François Truffaut y sus colegas de la Nouvelle Vague francesa.

Es famosa, ente otras cosas, por el beso de Ingrid Bergman y Cary Grant, en la que el director británico se burló del código Hays, que prohibía que un beso durase en la pantalla más de tres segundos, haciendo que los dos protagonistas lo interrumpiesen una y otra vez para decirse algo y volver a besarse.

La historia fascinó al compositor sueco Hans Gefors, quien, con la colaboración de la libretista y dramaturga Kerstin Perski, con la que había colaborado antes en alguna otra ocasión, decidió convertirla en ópera, que acaba de estrenarse en la sueca Gotemburgo.

Preguntado por Prensa Ibérica, grupo al que pertenece Levante-EMV, por el motivo de su elección de esa historia de rivalidad amorosa y espionaje con la Segunda Guerra Mundial como trasfondo, Gefors contestó que le interesó sobre todo la posibilidad de explicar su fuerte «contenido emocional» a través de la voz.

Del mismo modo que Hitchcock recurrió a su inteligente trabajo con la cámara para expresar sentimientos y emociones, es decir para «visualizar la historia», recurriendo, por ejemplo, a los primeros planos, el compositor tenía que trasladar todo eso al lenguaje musical por ejemplo mediante el recurso continuo a las arias, que nada tienen que ver, sin embargo, con las del teatro del barroco.

Nina Stemme da vida a Alicia

Para ello cuenta con sobre todo con una de las grandes sopranos del momento, Nina Stemme, una cantante de amplio registro vocal, que interpreta el exigente papel de Alicia, la espía obligada a casarse con un hombre al que no quiere para llevar a cabo la misión encomendada de espionaje de una organización nazi en Río de Janeiro.

El barítono John Lundgren encarna a Devlin, el encargado de seducir en un principio a Alicia, pero que para desesperación de ésta trata de guardar en todo momento sus distancias porque considera que lo único importante es descubrir el secreto de ese nido de espías, que no es otro que el intento de fabricar una bomba atómica.

El otro personaje de ese triángulo amoroso, Alex, el débil marido de Alicia, lo interpreta con convicción un también internacionalmente conocido tenor sueco, Michael Weinius, mientras que la mezzosoprano Katarina Karnéus encarna a madame Sebastian, la madre de Alex, mujer dominante y malévola donde las haya. Un papel importante en esta historia de espionaje lo tiene también el coro, que, como explica el compositor, personifica a la muerte que acecha a la protagonista, a la que trata de envenenar la organización criminal, con madame Sebastian a la cabeza, después de que se descubra el motivo de su matrimonio con Alex.

Hans Gefors, cuyo estilo musical podría calificarse de ecléctico, cuenta con la inestimable colaboración del director escénico Keith Warner y el escenógrafo David Fielding, entre otros, que recurren continuamente a la figura de Hitchcock, que, encarnado por un actor que al menos de lejos se le parece por su figura oronda, aparece una y otra vez en el escenario para dar instrucciones como si fuera el maestro de ceremonias.

La puesta en escena, que cobra en algunos momentos tintes surrealistas, con una enorme cabeza con el perfil del maestro del suspense trufada de calaveras, o la famosa llave de la película, de tamaño descomunal, es no sólo elegante y bella, sino también de gran eficacia.

Y el marco de este estreno mundial, el teatro de la ópera de Gotemburgo, situado junto al puerto, que se ve a través de sus grandes y luminosos ventanales, es no sólo uno de los más bellos que uno conozca, sino que posee además una extraordinaria acústica. ¿Qué más se puede pedir?

El director escénico Keith Warner y el escenógrafo David Fielding son los responsables de una escena muy eficaz. La escena de "Notorius", con algunos tintes surrealistas, es elegante y bella. En las imágenes, dos momentos de la representación.