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Ayudas

El ayuntamiento ofrece una sede «emblemática» a los nuevos colectivos

El fin es dotar a las asociaciones culturales de un espacio donde preparar sus festivales

En Valencia han ido brotando en los últimos años propuestas ciudadanas dispersas orientadas a la cultura, a veces nacidas de la ruina: la Mostra Viva actual nació, por ejemplo, del vacío que dejó el ayuntamiento. Algunas de estas iniciativas a ras de barrio formaron un tejido que se presentó como PICUV, plataforma que agrupa festivales urbanos como Russafart, Cabanyal Íntim, Russafa Escènica, Circuito Bucles, Ciutat Vella Oberta, Distrito 008, Benimaclet conFusión, Intramurs y MUV (Música Urbana Valencia).

El diálogo entre algunos de estos colectivos (dentro y fuera de la PICUV) y los nuevos responsables municipales de Cultura empieza a dar forma a alguna de las reivindicaciones vecinales, en concreto la de disponer de un espacio físico y público donde desarrollar estos festivales. En este sentido, fuentes municipales apuntan a Levante-EMV que se está buscando un edificio «emblemático» que sirva como sede única para estas asociaciones y donde cada una ocupe una oficina en el periodo de gestación del festival. Esa es una de las particularidades de la propuesta: no serían espacios asignados de forma permanente, sino que se irían rotando en función de la cercanía al evento.

Una de las posibilidades que ofrecería este espacio común es la de servir como oficina técnica para los diferentes colectivos, una especie de centro administrativo y de asesoramiento a las plataformas en cuestiones como el uso del espacio público para la realización de eventos. Esta opción recoge el guante de una de las reclamaciones de la PICUV: la de tener un interlocutor concreto en el ayuntamiento que departa con los colectivos. «Pedimos algún técnico con el que tener una relación fluida, necesitamos saber a quién dirigirnos», sostiene Sergi Almiñana, uno de los portavoces de PICUV presente en las reuniones con el consistorio.

Respecto a la centralización de los colectivos bajo un mismo techo, Almiñana comparte la iniciativa solo a medias: «Lo que necesitamos es un espacio en el barrio de donde nace cada festival, un lugar que pueda ser compartido con otras asociaciones del barrio».

Desde el ayuntamiento se les ha trasladado que ese proceso no es tan inmediato: primero se realizará un inventario de todos los locales municipales y eso «va a llevar un tiempo». Además, hay que estudiar fórmulas de cesión de los locales. «No se puede ceder a dedo», advierten en el ayuntamiento. De estos cónclaves quedan otras dos reivindicaciones. La primera es económica y doble: la apertura de una línea de financiación pública „una partida del presupuesto„ y ayuda municipal en la búsqueda de fondos externos para los certámenes urbanos. La segunda abraza todas las anteriores: que los colectivos ciudadanos sean agentes activos en la elaboración del Plan Estratégico para la Cultura.

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