Fue «una visita de cortesía», sin doble canal de comunicación ni tampoco demasiado tiempo para sumar complicidades, pero la presencia de Vicent Marzà en el pleno del Consell Valencià de Cultura (CVC) sirve para escenificar el acercamiento de dos polos que en los últimos años parecían condenados a repelerse. Vaya por delante que Ramón Rosselló ya había iniciado la reentrada de Compromís en un organismo que le resultaba inhóspito, más desde que en 2011 el PP bloqueara a Joan Francesc Mira en una jornada de fuego cruzado en las Corts, cuando los nacionalistas se metieron las manos en los bolsillos a la hora de votar candidatos al consejo de RTVV de los demás partidos.

Ayer Marzà, un conseller nacionalista, selló la etapa anterior con el saludo a Grisolía y 45 minutos de silenciosa presencia en el pleno. Antes de marcharse abrió el micro y la mano: «Animo al Consell a seguir trabajando con independencia y libertad [...] Haremos las visitas que haga falta». El conseller de Cultura habló de «colaboración» con el órgano consultivo pero aplazó algunas de las cuestiones pendientes de su estructura: si se llevará a cabo una reducción de miembros „propuesta del último gobierno del PP„ o si variará la dotación económica.

En este sentido, el órgano aprobó „ya sin el conseller en la sala„ un presupuesto de 1.425.040 euros para este ejercicio, aumentando un 1 % la cantidad anterior para pagar la carrera administrativa. El secretario, Jesús Huguet, aprovechó para subrayar que la dotación se ha reducido un 30 % en los últimos cinco años.

La «decepción» de Lozano

Al conseller de Cultura le dio tiempo a ver cómo se aprobaba el informe sobre las traducciones de la literatura valenciana a otras lenguas y viceversa. Ya se había marchado, sin embargo, cuando se abrió el debate en torno a la financiación estatal a la cultura valenciana.

Pese al acuerdo generalizado de los consejeros en que existe una infrafinanciación también en este campo, las divergencias brotaron en cuanto a la elaboración del texto, asunto en el que José María Lozano se mostró especialmente crítico, anticipando su enmienda a la visita del conseller: «Siento una profunda decepción, no ha habido interacción con él y me consta que varios miembros tenían preguntas preparadas». Su intervención hizo subir el tono a Huguet, quien le recordó que la primera visita de los consellers al órgano siempre se producía en estos términos.