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Obra

"Valencia no es Palermo, pero hemos tenido lo nuestro"

El periodista Juanjo Braulio debuta en el género negro con «El silencio del pantano», novela sobre el poder y su buena herramienta, la corrupción

"Valencia no es Palermo, pero hemos tenido lo nuestro"

«El periodismo es un buen camino si se sabe dejar a tiempo». Juanjo Braulio aplica la frase a uno de los protagonistas de su primera novela, El silencio del pantano (Ediciones B), un experiodista convertido en escritor y ángel justiciero, pero no para él, que piensa continuar en la profesión «hasta el final», dice, por mucho que queme y suela transformar a los integrantes del gremio en seres «cínicos y descreídos».

Braulio (Valencia, 1972), exjefe de informativos de Ràdio 9 ahora miembro del gabinete de prensa de la Conselleria de Justicia, advierte que no hay nada de él en su protagonista, porque la elaboración de su novela no ha dejado muertos ni heridos de verdad, aunque es «inevitable» que se filtren perfiles y comportamientos.

Como es inevitable que muchos de los personajes públicos que transitan por el libro recuerden a actores reales de la vida política valenciana reciente. «He intentado jugar con arquetipos, pero veinte años de información política institucional me han dado para mucho. He visto de todo», afirma a Levante-EMV.

En Madrid, donde presentó la novela recientemente, le suelen preguntar si Valencia es Palermo, cuenta. « Tanto no, diría, pero hemos tenido lo nuestro. Y tampoco hacía falta ser los investigadores del Watergate para darse cuenta. Lo teníamos aquí». Y se señala la nariz.

Así que el libro destila un poso de ajuste de cuentas con «los de Siempre», su manera de llamar lo que hoy denominan «la casta».

¿Es una actitud ventajista de quien ha estado en cargos de responsabilidad en la radio pública ahora que ya no lo está? Braulio dice que no: «Fui jefe de Informativos de Ràdio 9 en una etapa de la que estoy muy orgulloso profesionalmente y defiendo mi gestión ante quien sea. Hice lo que supe, lo que pude y lo que me dejaron en unos momentos durísimos, especialmente al final» (se refiere al cierre de RTVV). Esos meses entre el apagón y la extinción de la empresa son los que aprovechó para enfrascarse en la novela.

Lo que no esperaba, y lo que le abruma, dice, es que superara el filtro de la agente literaria y, de ahí, fuera aceptada por una editorial «de primera división», que la promociona como la novela negra del año. Hay más: ya ha vendido los derechos audiovisuales y está en ciernes una película.

Y eso contando con que la historia es valenciana 100 %. «Estoy convencido que la mejor manera de ser universal es ser local», argumenta el periodista, que se autodefine como «verdugo honrado». Rechaza además que se lea el libro como la novela de la corrupción: «Esa la hizo Rafael Chirbes y quien quiera poner una coma más, que se atreva. Yo he escrito sobre el poder, y la corrupción es una herramienta más».

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