Cultura rubricó ayer su primer contrato, al que se recurrirá para juzgar cada movimiento de piezas. El Código de Buenas Prácticas ha sido durante los primeros cien días de gobierno un horizonte al que ajustar algunas de las decisiones más relevantes de la conselleria: quién se ocupará de los museos, de la ópera, de CulturArts.

Ayer, con el terceto Marzà, Girona y Amoraga subrayando cada epígrafe, la Generalitat se comprometió al cómo: los anunciados concursos públicos en las cinco entidades que dependen de la Generalitat. Así se estableció un punto de partida para el «cambio de paradigma», tal y como selló el Secretario Autonómico de Cultura, Albert Girona. Según postula el pliego del documento, los directores del IVAM, Les Arts, el Consorcio de Museos, el San Pío V y CulturArts se procederán a elegir por convocatoria pública, una condición que forzará, tal y como reconocía el propio Girona, a cambiar la legislación en al menos dos de las instituciones: el San Pío V y el conglomerado de CulturArts.

Ambas están sujetos a reglamentos que limitan la elección de los máximos gestores a funcionarios o personal de la universidad. En el caso de CulturArts son las subdirecciones „las áreas de teatro o cine, antaño direcciones generales„, las que mantienen restringidas la entrada a la ciudadanía ajena al cuerpo administrativo. Respecto a los plazos en los que se producirán los cambios en estas instituciones, fue el propio Girona el que dijo «desde ahora mismo», si bien asumían que cada institución tendrá su ritmo de renovación. Más allá del procedimiento de elección de cargos, lo que destaca del documento son los mecanismos de control a los directores, mediante informes semestrales que evaluarán el cumplimiento de objetivos y la posibilidad de que sea destituido en caso de evaluaciones negativas.

Pese a la enmienda casi a la totalidad respecto a la gestión cultural anterior „incluyendo los presupuestos, en los que Marzà denunció «los compromisos plurianuales» firmados por el anterior gobierno„, también se admitió que habrá continuidad en el IVAM, al que García Cortés ya accedió por concurso, y en la ópera de Les Arts, donde Livermore tiene contrato de alta dirección por cuatro años más y del que se apuntó que «está aplicando las líneas que esperábamos en la conselleria». Respecto a los sueldos de los altos cargos, fue el propio Girona el que apuntó a que se igualarán al de direcciones generales, entre los 50.000 y los 60.000 euros anuales.

El otro compromiso que adquiere la Generalitat es «hacer que los políticos sean residuales en la elección de cargos», estableciendo cupos para las comisiones evaluadoras de candidatos. Solo entre el 20 y el 33 % de la comisión podrá ser personal de la Administración, la misma representación que tendrá la denominada sociedad civil (docentes de la universidad, por ejemplo) y en minoría respecto al comité científico, que copará entre el 33 y el 50 % de las comisiones.