«El Palau de les Arts de Valencia vuelve a lucir trencadís en su fachada conforme al diseño del arquitecto Santiago Calatrava». Es lo que el estudio del diseñador de la Ciudad de las Artes y las Ciencias destacó ayer, como colofón a las obras de «reinstalación de este material típicamente mediterráneo que se lleva utilizando en construcción cientos de años».

Calatrava se hizo cargo en enero de 2014 junto a las empresas constructoras de los costes por la retirada del recubrimiento cerámico y la posterior colocación de uno nuevo mediante un sistema distinto, después de los desprendimientos de fragmentos que se produjeron a finales de 2013 y que obligaron al cierre temporal del teatro de ópera.

El exconseller de Economía Máximo Buch calculó en tres millones de euros el coste de la retirada del trencadís anterior, a lo que hay que sumar 230.000 euros como indemnización por la cancelación de Manon Lescaut. No ha trascendido la cantidad que Calatrava y la UTE constructora han tenido que soportar en la colocación del nuevo recubrimiento. El despacho del arquitecto afirmó ayer que el dato se desconoce.

Los trabajos de reinstalación del trencadís se han desarrollado aproximadamente doce meses, con el fin de devolver el aspecto original a la fachada de Les Arts. En este momento, la última labor tras la retirada de los andamios consiste en la limpieza con ayuda de alpinistas y pequeños remates, señaló el estudio. Como publicó ayer Levante-EMV, se está procediendo a cubrir las zonas donde se situaban los anclajes de los andamios.

En la nueva cubierta del edificio se ha usado «el mismo tipo de azulejos y adhesivos que fueron usados originariamente».

No obstante, «las operaciones de control de calidad han mostrado que los actuales valores de adhesión de los materiales tienen un comportamiento óptimo y distan mucho del rendimiento de la primera instalación», destacó el estudio de Calatrava.

Este recordó que el nuevo trencadís ha sido colocado por una compañía valenciana subcontratada especializada en este material. Es la misma empresa que ya se encargó de ejecutar «con éxito» la instalación del trencadís en la Ópera de Tenerife, obra también de Calatrava.

El compromiso ahora es supervisar el mantenimiento y realizar inspecciones periódicas durante los próximos diez años para asegurar que en este tiempo funciona de forma adecuada.

Al arquitecto le queda ahora pendiente la solución al Ágora, donde se han producido desperfectos atribuidos a que la obra quedó inacabada. Ya se han celebrado contactos, señaló ayer su despacho, para buscar una solución al edificio.