L'Om-Imprebís cumple 30 años y su espectáculo de improvisación cuenta ya dos décadas. Coincidiendo con estas celebraciones, Santiago Sánchez, el director, ha montado La crazy class, que se podrá ver desde hoy y hasta el 15 de noviembre en el Talia, acompañada por su emblemática función Imprebís, solo los viernes y sábados. La obra ha sido realizada por Michel López y el propio Sánchez con aportaciones del escritor Juan José Millás, y en colaboración con Carles Castillo y Carles Montoliu, dos de sus actores básico. Se ha añadido la colaboración de la actriz Elena Lombao, quien asegura que «trabajar con estos compañeros es como un máster de teatro. Cuando me lo ofrecieron, me entusiasmó el proyecto y acepté enseguida».

Según Santiago Sánchez, que también interviene como actor, «La crazy class es una visión del teatro por dentro, pero con los ojos del espectador. Ahí se descubre lo trabajoso de montar una función y todo lo que atañe a lo que ocurre tras las bambalinas. Durante estos treinta años hemos actuado con diversos espectáculos en 18 países y realizado ocho temporadas en Valencia. Con el espectáculo Imprebís recuerdo que debutamos en este mismo teatro y se dijo que no íbamos a durar dos semanas. Estuvimos dos meses», declaró.

Carles Castillo dijo haber sido un trabajo de equipo, «ya que todos hemos aportado ideas y seleccionado textos imprevistos que íbamos grabando y conectando. Tuvimos que recortar porque el espectáculo se alargaba mucho, hasta dejarlo perfeccionado al máximo. Son textos de autores clásicos, pero entresacados de forma divertida y con muchísimo humor. También hago un homenaje al mimo, que fue mi gran pasión», manifestó.

Carles Montoliu, actor afecto desde su fundación a l'Om, dijo que «somos tres actores y una actriz, pero representamos doce personajes distintos, lo que nos obliga a cambiar de personalidad sin abandonar el escenario».

Sánchez mencionó también «la afición de nuevos públicos jóvenes al teatro, que comienzan con textos de Chejov, Ibsen o Shakespeare, pero que se van incorporando a los textos actuales y más modernos».

Y no se pudo evitar el tema del IVA en este apartado: «Es una salvajada. Al menos, ya que nos asfixia a empresas y productores, debería revertirse todo ese dinero en promoción, ayuda, divulgación y subvención del teatro. Hacer teatro es una locura, como indica el título de La crazy class», indicó Santiago Sánchez