­Hace menos de medio año (el pasado 19 de junio), el director del IVAM, José Miguel G. Cortés, cargaba contra la Conselleria de Cultura de entonces por bloquear el plan de compras del museo y mantener un consejo rector politizado. Por entonces, el PP se había quedado sin mayoría absoluta y empezaba a ser pasado. Menos de cinco meses después, Cortés mostró ayer su sintonía con la «nueva Cultura» y se manifestó «esperanzado» con la visión que le llega desde el departamento de Campanar y «optimista» con el porvenir del museo. No obstante, insistió en reivindicar la compra de arte „descarta vender pieza alguna de la colección con ese fin„ y un presupuesto mayor y avalado de manera cuatrienal.

La muestra «simbólica» del nuevo aire que se respira entre los gestores del IVAM y la conselleria fue la presencia del titular de Cultura, Vicent Marzà, en la presentación de la programación de 2016 del museo. El director estuvo solo el año pasado en esta misma tesitura y, en ejercicios anteriores, su predecesora, Consuelo Ciscar, también solía avanzar el cartel en solitario.

El conseller se sentaba ayer al lado de Cortés con dos de las demandas de este encauzadas. La nueva ley del IVAM, anunciada el viernes último, deberá despolitizar el consejo rector, al reducir la presencia política al 33 %. La elección, también el viernes, del consejo asesor facilita que el director pueda comprar arte aún en 2015.

Así, Cortés se felicitó ayer de que el museo va a «recuperar su autonomía, que nunca debería haber perdido», en referencia a los cambios aplicados por Lola Johnson en 2012. La «visión global» de los nuevos responsables de Cultura le hace estar «muy esperanzado».

A la inversa, Marzà habló de una programación «coherente», «muy potente» y realizada con independencia. Su presencia la consideró «obligatoria» para «volver a dignificar el IVAM» y, si el aumento presupuestario no es el reclamado (7,4 %), lo achacó al «maltrato» financiero de los valencianos y en especial del centro de artes en comparación con otros.

La programación de 2016 incluye 13 exposiciones (14 si se cuenta la de Grete Stern, que abrirá en diciembre), frente a las once de 2015.

El armazón es el mismo del de este año, con el que Cortés accedió al cargo en septiembre de 2014: exposiciones temáticas (sobre la ciudad, el Mediterráneo, los fake o el cómic) junto a algunas individuales de artistas internacionales (Harun Farocki, Boltanski o Mario Merz); proyectos creados ex profeso para el museo por creadores más jovenes, donde entra con más fuerza la presencia valenciana y española (Xavier Arenós; Dora García y Peio Aguirre, Cabello y Carceller), y las muestras «de gabinete», «Casos de Estudio», para la revisión de algún elemento concreto de la colección (Richard Hamilton y la fotografía social de EE UU en los años 30). Además, Pinazo recuperará un hueco especial en el centenario de su muerte.

Cuatro del total estarán comisariadas parcial o totalmente por Cortés (este año han sido dos). Él argumentó ayer que, entre otras cosas, servirár para ahorrar.

Hace ahora un año, Cortés expresaba su voluntad de rescatar en el futuro alguna exhibición firmada o apalabrada por Ciscar. El discurso de ayer fue otro: «No vamos a recuperar ninguna exposición. Sí contaremos con artistas que estaban previstos», porque el pasado es «una etapa finiquitada y cerrada».

Uno de los afectados más beligerantes el año pasado fue Uiso Alemany. Su muestra, pactada, iba a quedar para 2017. Fuentes del museo no aclararon ayer si se realizará o no. Queda mucho, dijeron.

Todo fueron buenas intenciones ayer sobre el Jardín de Esculturas en el solar de la ampliación, si bien no tiene línea ni mención en el proyecto de presupuestos de 2016. Pese a ello, Cortés se mostró confiado en que «cabe» en las cuentas. El tiempo dictará sentencia.