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Entrevista

María García-Lliberós: "Los novelistas escarbamos en los recuerdos para hacer ficción"

«Me interesa mucho que la historia que cuento parezca verosímil y que se lea con mucha agilidad»

María García-Lliberós: "Los novelistas escarbamos en los recuerdos para hacer ficción"

¿Se puede engañar a la memoria?

Se puede manipular.

¿Trampas al solitario?

Olvidamos los recuerdos más negativos. Los novelistas nos servimos de la memoria, escarbamos en los recuerdos para hacer ficción.

¿Somos reos del pasado?

Cada cual es su pasado.

¿El caso de «Diario de una sombra»?

Cada uno es responsable de su biografía por mucho que intentemos transformarla.

¿El gran conocimiento de Londres es producto de la manipulación o del conocimiento?

Estuve en Londres€

€ ¿En el 72, como los protagonistas?

Sí, en el verano del 72. Quiero volver, porque desde entonces no he ido, me hace mucha ilusión patear los sitios donde estuve. Por ejemplo existe el matrimonio Binneman, que con algún cambio en sus apellidos, he retratado.

¿Estuvo con un matrimonio aprendiendo inglés como Elsa?

Exactamente.

¿También se enamoró?

No, ahí empieza la ficción.

¿Escribía un diario?

Empece a escribir un diario con 14 ó 15 años y lo lleve hasta los 25 ó 26.

¿Los conserva?

Conservo siete cuadernos.

¿Está el de Londres?

El diario es un psicólogo particular. El de la estancia de Londres también, aunque es muy diferente al libro, pero me ocurrieron algunas cosas como el accidente€

¿Estuvieron a punto de atropellarla?

Me paso muy cerca el retrovisor del coche. Me llevé un susto tremebundo.

¿No controlaba que el tráfico inglés va al revés?

Ocurre mucho en Inglaterra. Londres era una fascinación para muchos jóvenes de entonces. El contraste con España era brutal. Se respiraba una libertad que aquí no había.

La época de The Beatles.

Descubrí muchas cosas, como la variedad racial.

¿Tiene miedo de encontrarse un Londres distinto?

Tengo curiosidad.

¿Aquel Londres multirracial se parece a la Valencia de hoy?

No.

Ahora hay muchos pakistaníes€

Todas las fruterías son de pakistaníes, pero aquí no van vestidos de pakistaníes. Con mirada de 22 años y procedente de una mentalidad provinciana de clase media, con educación estricta, descubrí un mundo nuevo.

¿Los hombres son tan malos?

Hombres y mujeres. Los hombres, en este tipo de cuestiones que no quiero desvelar de la novela para que la lean, están tan habituados que no son conscientes del mal que provocan.

¿Cambiamos malos por egoístas?

Las mujeres también.

Pero siempre quedamos mal.

Hay dos personajes que se dejan llevar por la ambición. Un hombre que es Gabriel, y una mujer que es Cristina, la novia de Gonzalo. Los dos se equivocan y de algún modo van a encontrar su castigo.

El texto es muy activo.

Cuido muchísimo el lenguaje, los diálogos€

€ Y la acción y el escenario.

Me interesa mucho que la historia que cuento parezca verosímil y que se lea con mucha agilidad.

Muy cinematográfico.

Que se pueda imaginar en la mente. Me gusta mucho el cine.

¿Y la televisión?

También. En estos momentos se están haciendo series muy buenas en España. Estoy atrapada con la de «Carlos, Rey Emperador».

¿Qué lee?

Estoy con La buena reputación de Ignacio Martínez de Pisón y a continuación leeré una de Leonardo Padura, El hombre que amaba a los perros.

¿Cómo está la cultura en Valencia?

El cambio ha sido muy positivo. Por fin a Raimon se le ha reconocido en Xàtiva. Se lo debíamos. Esa censura era una torpeza, una ignorancia y una injusticia.

¿Cómo se articula el talento creativo con el poder político?

No hay que hacer una cultura de talonario.

¿Una joven de 22 años se sentirá identificada en la novela?

Personajes como el padre de Elsa, son un prototipo de la época franquista. Por ejemplo la entrevista laboral hoy sería un poco fuerte, pero en aquella época sí. A mí me preguntaron para entrar en un banco si quería tener hijos, porque «las mujeres se quedan embarazadas, se les hincha la barriga y van tropezando por los cajones», me dijeron.

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