Se cuelga del teléfono móvil cada minuto libre que tiene. Confiesa que no había leído nada de Giménez Bartlett hasta «Hombres desnudos». Ella le va a regalar, promete, «Día de perros».

Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) debutó en el cine como espectador a los tres años. Asocia Valencia a la cantidad de festivales de cine que se ha «pateado» como proletario del cine.

Uf! Es difícil. La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe.

Me he leído Hombres desnudos€

Quiero recordar que fue Diez negritos, de Agatha Christie.

Sería imposible porque con tres años creo que ya estaba en el cine. La que más he visto en pantalla grande es Siete novias para siete hermanos, porque la reponían todas las navidades en sesión continúa y la veía tres veces seguidas.

Con festivales de cine y de cortos. He estado en Cinema Jove y otros cuyo nombre no recuerdo. Hay muchos festivales en la C. Valenciana y me los he pateado todos.

Creo que soy impudoroso y muestro públicamente mis defectos: obsesivo, neurótico, voy al psiquiatra€ Igual mi tendencia a la absoluta reclusión. Un punto misántropo importante. Y cada vez más.

Cualquiera que le pasara a alguno de mis seres cercanos. Y morir, claro€

De ser un buen hijo.

El desprecio por la cultura.

Mi madre. Presidenta de la república independiente de mi vida.

Matar niños. Tiene que estar tan justificado en una novela o en una película que cuando veo que es de manera gratuita o sensacionalista quiero levantarme y matar al director.

No me siendo legitimado a abordar ese tema de momento. Hay que tener un conocimiento muy profundo y hacer una inmersión. Ahora soy un ciudadano más, asustado por las circunstancias, preocupado por que el odio no lleve al odio y la violencia, a más violencia.

Yo me enteré en la gala [Bartlett hace una peineta, con elegancia y discreción].

Nunca. Ni europea. No me gustan las banderas.