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Entrevista

Marta Etura: "No puedo llamarme bailarina; pero sí, bailo"

Aún hay quien piensa, cuando ve su nombre en el cartel de un espectáculo de danza, que debe de tratarse de otra Marta Etura. Pero es ella la que bailará en Rambleta mañana, en 'Teresa (ora el alma)', metida en la piel de la santa

Marta Etura: "No puedo llamarme bailarina; pero sí, bailo"

Dominada por «el gran respeto a los bailarines», Marta Etura se acomoda en una contradicción: está en plena gira de su segundo espectáculo de danza contemporánea, pero prefiere mantenerse en una orilla de la profesión. «No puedo considerarme bailarina, pero sí, bailo», asume. De hecho, pese a que el cine absorbe toda su proyección mediática, la danza siempre estuvo ahí: «Desde que estaba en San Sebastián; luego en la Cristina Rota había clases de danza y allí iba yo», cuenta.

Así conoció a Chevi Muraday, director de Losdedae, a quien ha unido su destino encima de las tablas, primero con Return y ahora con esta reencarnación de Santa Teresa. «No dudé ni un momento, cuando Chevi me dijo lo que preparaba dije que sí», asegura Etura. En Teresa (ora el alma), espectáculo que forma parte de la celebración del V centenario de la mística y que llega mañana a Rambleta, la actriz se mete dentro de un personaje con muchas caras en cine y teatro. Ahí un obstáculo a la hora de imprimir su sello. ¿La ventaja? Que la danza es un nuevo nivel adonde llevar a la escritora: «Es un personaje muy inspirador. Muraday le da movimiento a la palabra y consigue un viaje a través de los sentidos. Sabes que el lenguaje de la danza es más abstracto, pero dice muchas cosas. Y ella era una mujer muy apasionada y valiente», describe Etura, en una aproximación pedagógica a la obra, quizás para quienes esperen una representación más explícita de la santa.

Puede que con esta segunda obra Etura agote todas las preguntas que nacen de la sorpresa: «¿Pero tú bailabas?». Ella dice que no le molesta y, es más, cree que ver su nombre en el cartel puede servir de cebo para nuevo público: «En Return había gente que venía a verme por curiosidad y luego se queda en la danza; se dan cuenta de que, pese a que se utilice otro idioma, el mensaje sigue llegando». Sin embargo, y a pesar de que afirma que bailar es su «pasión», es a la interpretación a lo que ha dedicado «todas las energías», y señala que su faceta traspira sobre las tablas: «Bailo, pero hay un personaje, un texto detrás». En la otra dirección, la danza le ayuda a tener «un cuerpo libre, ágil y formado».

Ahora mismo, con la gira en marcha hasta diciembre, Etura avanza con un pie en cada mundo. Actriz en horario laboral y bailarina los fines de semana, o cuando se tercie. Por cierto, ahora mismo rueda una miniserie para TVE, La sonata del silencio, adaptación de la novela de Paloma Sánchez-Garnica. La televisión había sido hasta ahora otro lugar al que la actriz había impuesto una distancia prudencial. Dice que, simplemente, ha encontrado la historia que le gustaba. «El medio es lo de menos», expresa.

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