¿Por qué no se ha conseguido atraer a los expositores?
La razón exacta no te la puedo dar. Yo he estado en muchos salones y quizás aquí, como tenemos tantos autores y tantas ganas, quisimos empezar con algo muy grande. Tal vez haya que pensar en algo más humilde. También nos ha pillado la vez: en estas fechas están los festivales de Getxo y de Madrid. Hay una saturación y los expositores, al ser esta una primera edición, no saben qué se van a encontrar. Al final resulta que hemos querido esperar tanto que hemos llegado tarde.
¿No se ha tomado bien la medida al sector?
Hay muchos salones que se empiezan, duran un par de años y desaparecen. Es que salvo el de Barcelona, que es el más comercial, la mayoría están apoyados por la administración. El de A Coruña, por ejemplo, está respaldado por el ayuntamiento y no tiene esa vertiente tan comercial como el de Barcelona. Aquí ha habido mucha desadministración en los últimos años y al cambio político hemos llegado tarde con el salón.
Apuesta entonces por una feria más modesta.
Yo preferiría algo menos grande al principio porque lo interesante es que se haga. Aunque se decía que no iba a ser un Barcelona 2, Ficomic quizás trató de hacer aquí lo que ellos saben hacer, que es salón de Barcelona, donde tienes a los grandes stands, y a todos los gigantes editoriales. Yo apostaría por un modelo como A Coruña o Avilés, más centrado en traer buenos autores y menos comercial.
¿Le queda la sensación de que no habrá otra oportunidad igual para llevar un salón adelante?
Aquí se hacen las jornadas de Tapinería y están yendo muy bien. No sé si no sería mejor apoyar y potenciar lo que ya tenemos, después de este chafón...
¿Volvería al comité si cuaja el salón en primavera?
A los que ponemos mucho entusiasmo en esto nos ha supuesto un gran chasco y no me apetece mucho volver a meterme. Siempre apoyaré una iniciativa para impulsar al cómic, pero creo que no estaré de la misma manera.
¿Cree que el cómic goza de buena salud en la ciudad?
Veo maravillas: cada vez más gente que lo hace mejor; una efervescencia de creadores. Pero económicamente sigue sin ser rentable y la gente que se dedica a esto se va quemando. Es difícil que alguien pueda vivir aquí exclusivamente del cómic.
Usted conoció un paisaje de cierta industrialización...
Sí, pero estaban las revistas, publicaciones mensuales a las que enviabas diez páginas y tenías estabilidad. Ahora un autor dedica cuatro años a una novela gráfica y, para que sea rentable, tiene que vender muchos libros.
