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En busca del cambio

El escalafón necesita un plan renove

Entre los que recibieron la borla de doctor se encuentran los valencianos El Javi y Miguel Giménez, antiguos alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Valencia

El escalafón necesita un plan renove

Y es que el relieve de los espadas que ha tomado la alternativa este año ha sido superior respecto a un pasado reciente. Muchos de ellos, novilleros con amplia y contrastada experiencia, sobrados de cartel y quienes en 2014 ya torearon con frecuencia. Asimismo, la categoría de las plazas en las que estos doctorados tuvieron lugar, acredita la mayor seriedad de los mismos. Tres de ellos tuvieron por marco la plaza de toros de Sevilla, y otros se celebraron en cosos importantes como los de Madrid, Santander, Murcia, Cuenca, Nimes, Soria y Zafra. Y lo mismo se puede decir de los padrinos de estas ceremonias. Cuatro de ellas estuvieron a cargo de Enrique Ponce y tres de Morante de la Puebla. Otros padrinos de lustre fueron coletudos como Espartaco, Finito de Córdoba, Castella, Juan José Padilla y El Juli.

Hay que destacar que dos novilleros valencianos, alumnos en su momento de la escuela de tauromaquia de Valencia, tomaron la alternativa a lo largo del 2015. En Xàtiva lo hizo Javier López El Javi, de manos de Juan José Padilla. Y en septiembre, en Navas del Rey Serafín Marín fue el padrino del doctorado de Miguel Giménez.

Dentro de los nuevos matadores de toros, como ya ha quedado dicho, hay un amplio grupo que sí justifica su salto al escalafón superior, al que llegaron con un bagaje consistente como novilleros. Es el caso de José Garrido, quien acabó actuando en 21 corridas y se abrió paso en las grandes ferias. Borja Jiménez se vistió de luces diez tardes como matador de toros, y pisó plazas de relevancia como Sevilla y Madrid. Otros torearon menos. En todo caso, habían llegado a la alternativa con un buen currículum. Entre ellos, Lama de Góngora, Francisco J. Espada, Martín Escudero, Roca Rey, Antonio Puerta, Curro de la Casa, Gonzalo Caballero y Posada de Maravillas.

Como excepción está el doctorado del banderillero manchego Félix Jesús Rodríguez. Un excelente torero de plata quien decidió darse el capricho de tomar la alternativa y ser matador de toros por un día. Lo hizo en la plaza de toros de Almadén de manos de Luis Miguel Vázquez. Ha sido el único caso excepcional esta temporada. Otros años se han dado cosas peores. Así, a un tal Solanito se le ocurrió tomarla a la edad de 56 años. Lo malo es que no tuvo sonrojo en concedérsela Espartaco, ni El Juli en actuar como testigo. El escenario del desaguisado fue la localidad madrileña de El Álamo. También a un tal Rafael Sánchez Vázquez, con sus 62 años a cuestas, se la dio Ortega Cano en la plaza de Barajas. Y tampoco en esta ocasión al popular espada cartagenero le dio vergüenza ser cómplice de semejante mascarada.

Esperemos que con estos nuevos espadas no ocurra como en años precedentes. Y es que resulta preocupante ver las estadísticas de lo que actuaron en 2015 los doctorandos de 2014. El único que lo hizo con alguna frecuencia, en diez ocasiones, fue Javier Jiménez. Y siete contratos firmó Juan Ortega. El valenciano Román sólo se vistió de luces en una ocasión. Rafael Cerro lo hizo en tres corridas, las mismas que el requenense Jesús Duque, quien luego toreó otras tres en Méjico. Dos paseíllos sumaron Tomás Campos y Cayetano Ortiz. El valenciano Juan Vicente toreó en Méjico y siete de los toricantanos, casi la mitad, pasaron este año en blanco. Fueron Martín Núñez, Miguel de Pablo, Juan Millán, Brandon Campos, Javier de la Concha, José Luis Villalba y Rafael de Foios.

Salvo honrosas excepciones, en muchos casos el hecho de ascender de escalafón no se trata más que de un capricho, que además no viene avalado por un historial que acredite la competencia para dar este salto. No es nueva esta situación, ya que si repasamos también el cuadro de los 18 nuevos matadores del 2013, el balance no dejaba de ser desolador. Cuatro de ellos no volvieron a vestirse de luces. Seis de ellos lo hicieron en una ocasión y otros dos, solo en dos.

Con estas cosas, escaso relevo tiene el escalafón. Y así muchos matadores se eternizan en el mismo sin que nadie venga por detrás «con la escoba». La conclusión sigue siendo clara. Se siguen dando muchas alternativas, pero raramente ninguna de ellas supone una verdadera alternativa. Esperemos que esto cambie a partir de ahora.

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