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Por un salón del cómic en Valencia

El sector del cómic apuesta por un salón menos comercial

Nueve figuras analizan para Levante-EMV las causas del aplazamiento y las posibles vías a seguir

El sector del cómic apuesta por un salón menos comercial

Ha habido un error de cálculo, un exceso de ambición a la hora de plantear una primera edición de un salón en Valencia. Ese es el diagnóstico generalizado dentro del sector del cómic y la ilustración, algunas de cuyas figuras han ido aportando su perspectiva a las páginas de este periódico en las últimas semanas, después de que se conociera la decisión por parte de los organizadores de Tebeo Valencia „Ficomic y Feria Valencia„ de paralizar el festival que se debería celebrar el próximo fin de semana en la ciudad.

Voces de la periferia y del interior del certamen han coincidido en un punto: pese a que la organización insistía en que no se trataba de una sucursal del salón de Barcelona, la senda que se inició apuntaba a esa dirección. «Ficomic, al final, hace lo que sabe hacer», apuntaba Sento Llobell, quien vivió el proceso de creación de la feria y su suspenso desde el comité organizador. Fue él quien advirtió que quizás se pretendía llegar demasiado lejos demasiado pronto.

Para concretar, el editor de Ponent, Paco Camarasa, apuntaba al precio de los stands y muchos de los posibles expositores decidieron no arriesgar en una primera edición. Planteaba también una cuestión que es una hoja de ruta para el salón del futuro: «¿Queremos vender o queremos mostrar y hacer nuevos lectores?». Otro dibujante como Paco Roca advertía en este sentido que «Barcelona ya ocupa todo el espacio de los salones puramente comerciales» y que el resto debían buscar su especificidad. Apuntaba el autor de Arrugas una dificultad añadida: el emplazamiento. «Feria Valencia está lejos y aquí nos movemos poco», decía el dibujante, una sensación compartida por otras voces del sector, como la de la galerista Cristina Chumillas „de Pepita Lumier„ de cuyo análisis se desliza un error de planteamiento: «es la feria la que se tiene que adaptar a la ciudad y no al revés». Por otro lado, la misma Chumillas aplaudía una de las virtudes del festival: haberse unido a la ilustración para mostrar todo el potencial de autores del territorio. En ese camino, el de buscar la especialización del salón „la organización se ha propuesto que se celebre en primavera, de momento en similares condiciones„ Camarasa proponía que Tebeo Valencia «dé la batuta a los autores» y el factor comercial tenga menos peso. Y aportaba otra vía: mirar al cómic que se hace en los demás países del Mediterráneo.

Fijarse en festivales medios como Avilés o A Coruña está sobre la mesa, factor en el que entra en juego otra variante: ¿es el momento de acudir a las instituciones públicas? El presidente de los ilustradores valencianos, Miguel Ángel Giner, opinaba que sí, afirmación compartida por la mayoría de compañeros dentro del sector. Es una baza a jugar por una industria que, según han ido desgranando varios de los actores del sector, es extremadamente frágil en España. Inexistente, según el profesor de Teoría del Cómic de la UV Celestino López, quien opinaba que quizás el salón podría extraer al cómic del «submundo» en el que se encuentra. De momento, lo que sostiene la llama del aún posible salón del cómic es la efervescencia de autores valencianos. Tantos, bromeaba Ortifus, «que se necesita un salón porque en un recibidor no caben».

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