«¿Cómo nace su novela ‘El arco de la histeria’?
Es una novela basada en hechos reales. Surge de mi estancia en Tijarafe, un pueblo de La Palma, cuando tenía 24 años. Nos fuimos dos médicos y tres acupuntores y vivimos en comuna. Allí pusimos en marcha una medicina en cierto modo subversiva. No quería hacer una novela para entretener, sino para causar efectos. Quería exponer casos de mi experiencia como médica rural en la transición. Tenía necesidad de contar experiencias propias. La he escrito sin las ataduras de un ensayo.
¿A qué hace referencia el título?
El arco de la histeria es un síntoma de la mujer más propio del siglo XIX. Sucede como síntoma de la represión de la mujer. La persona que lo sufre no está conscientes y su cuerpo se arquea hacia atrás. Es una expresión de la represión sexual.
En el libro repasa los casos más graves que vio durante su estancia como médica rural.
Sí. Vimos malformaciones en niños, cardiopatías, enfermedades mentales,.. Recuerdo especialmente el caso de un niño, Carlos, que era hemofílico. Estaba en tratamiento con un tipo de suero y en determinado momento le dijeron a su madre que iban a dejar de fabricarlo. En un acto desesperado, envié una carta a la reina Sofía para informarle del caso y nos respondió enviándonos una caja con dosis de suero para una buena temporada.
Ha dicho que llevaban a cabo una medicina algo «subversiva». ¿Estamos excesivamente medicalizados actualmente?
¡Estamos del todo medicalizados! Solo hay recursos biológicos y, sin embargo, el 80 % de las personas que acuden a su médico no tienen nada físico, no son daños orgánicos. Cada vez hay más enfermos y eso se cronifica.
¿Qué otros métodos propone?
De escucha, a través de la palabra y ver qué le pasa al paciente. Es un tratamiento psicosocial. Muchos son trastornos psicosomáticos y los antidepresivos no mejoran algunas depresiones. Cada vez hay ansiedad en gente más joven y que se han convertido en adictos a los ansiolíticos.
El actual ritmo de vida tampoco ayuda.
En esta sociedad todos tenemos que tener éxito en todo y eso no es posible. Cuando no triunfamos llega la sensación de fracaso y la ansiedad.
Y ahí trabaja el psicoanálisis.
El psicoanalista es todavía muy desconocido porque trabaja con el inconsciente y eso asusta. El psicoanalista solo habla y busca el fondo del conflicto. Ayuda a buscar en los momentos de lucidez la raíz del problema.
