La constante progresión en la afluencia de visitantes del Museo Nacional de Cerámica González Martí desde 2013 y el estancamiento en el mismo periodo de las cifras del Museo de Bellas Artes San Pío V han provocado un vuelco en la correlación de fuerzas entre los dos centros de arte valencianos de propiedad estatal.
Por 445 personas, el museo con sede en el coqueto Palacio del Marqués de Dos Aguas ha conseguido en 2015 superar al aún en reformas San Pío V: 147.693 registró uno y 147.248 otro. Algo así no sucedía en más de diez años. Como mucho, habría que remontarse a 1999, cuando el González Martí acababa de reabrir después de ocho años de cierre por obras y alcanzó la excepcional cifra récord de 183.451 visitas.
El reclamo de lo nuevo se agotó y al año siguiente el público bajó hasta 108.065 personas, margen en el que, con subidas y bajadas en torno al 10 %, se ha movido hasta 2012.
El vuelco es, además, producto del rigor contable aplicado recientemente en el Museo de Bellas Artes. Hasta noviembre de 2015, la pinacoteca añadía 300 personas más por semana a las contabilizadas oficialmente como forma de computar al público que accedía sin retirar su entrada (gratuita) en taquilla.
La nueva contabilidad aplicada desde noviembre por el director, José Ignacio Casar Pinazo, ha excluido esta suma aleatoria. De haberla mantenido, el San Pío V hubiera superado holgadamente la diferencia de 445 visitantes que le ha sacado la competencia estatal en el centro de la ciudad.
Con el nuevo sistema, noviembre ha sido el peor mes del año en visitas de la pinacoteca (9.921), aunque en diciembre el dato ha sido bastante mejor (11.345), posiblemente por el tirón de la exposición temporal Tiempos de melancolía, inaugurada el 12 de noviembre, tras varios meses de inactividad.
El mismo factor se ha dado en el González Martí. De manera nada habitual, octubre ha sido el mejor mes del año (18.349 visitas) por la muestra dedicada a los mosaicos Nolla. Esta exposición y el buen funcionamiento de la asistencia directa a los visitantes, con un nuevo servicio más extenso de visitas guiadas, son las claves del aumento de público con respecto al año anterior (11.756 personas más), según el director, Jaume Coll.
A pesar de cobrar entrada (3 euros), a diferencia del San Pío V, el Museo Nacional de Cerámica se beneficia además de su enclave en un céntrico palacio que está considerado en las webs de viajes como uno de los cinco principales atractivos de la ciudad.
Los dos contenedores culturales, que comparten a su pesar un mismo problema (la situación crítica de técnicos), superarán en visitas al otro gran referente artístico de Valencia, el IVAM, que en 2014 redujo sus imaginativas cifras de antaño hasta unos reales 70.919 asistentes. Es un hecho que el dato de 2015 será mejor, pero difícilmente superará las 100.000 personas.
