Hubo unos años en los que el primer cabeza de cartel en Benicàssim era la ausencia de David Bowie y el festival arrancaba como una prolongación de la sombra del artista. «Lo cierto es que siempre hubo un gran interés», reconoce Aldo Linares, miembro del equipo del festival, «pero siempre nos decían desde su management que no era posible, que no tenía nada que presentar; no estaba sujeto a nada, no tenía ya nada que demostrar».
Pese a las negativas, cíclicamente se reiniciaba el proceso: un rumor en internet, un «este año sí», multiplicado hasta que rozaba la categoría de verdad latente, y que se desmontaba con las primeras confirmaciones. «Éramos conscientes de que la gente lo quería y lo intentamos acercar», recuerda Linares. Su nombre sobrevolaba el cartel e incluso los responsables del certamen tuvieron que responder en más de una ocasión si el mayor exponente del glam-rock pasaría algún día por Benicàssim. «Mucha gente me lo pide», admitió en una entrevista el anterior responsable del festival, Vince Power, mientras que su sucesor, Melvin Benn, tuvo que descartar que el británico fuera a comparecer a corto plazo.
Posiblemente la leyenda se reproducía porque era una de las pocas estrellas de su generación que faltaba por subirse a los escenarios que ya habían pisado Iggy Pop, Lou Reed o Bob Dylan y, como ninguna de ellas, Bowie fuera padre y abuelo de muchos de los artistas que han circulado por Benicàssim. «Fíjate que el FIB nació en la sala Maravillas y allí estaba sonando siempre Bowie», apostilla Linares, dando otra pincelada a la relación entre el festival y el artista que en realidad no fue, y ya no será, más que mitología. Ese fue también el mayor acercamiento de Bowie a territorio valenciano.
Nuevos seguidores de «Ziggy»
Quedan en la ciudad sus discos, eso sí. «La nueva generación de veinteañeros y treintañeros amantes del vinilo busca sobre todo el Ziggy Stardust», comenta Vicente Fabuel, de la emblemática Discos Oldies, que cuenta, al margen de los LP, con entre treinta y cuarenta singles del artista, incluidas cotizadas rarezas. «Ha mantenido como pocos la dignidad en su carrera desde los sesenta», ahonda el experto. Sin embargo, los más vendidos siguen siendo los que pertenecen a la etapa que lo consolidó como icono del glam.
