Cambia el calendario, pero todo sigue igual. El nuevo ejercicio viene con las mismas coplas. El tema de Cataluña otra vez a la palestra; la formación del nuevo parlamento, con los partidos a la greña y montando circos; los atentados islamistas, como los de Estambul, Yakarta ó Ouagadougou. Más de lo mismo.

Y, para no ser menos, también los ataques antitaurinos. Que, por cierto, no tienen ni el gracejo ni la altura intelectual que mostraba Eugenio Noel, quien en su momento abanderó esta causa, eso sí, desde un profundo conocimiento de la fiesta de los toros, no como ahora. La última perla, la del concejal de Cultura Festiva de Valencia, quien ha declarado: «Creo que la mejor solución es que no se dedique ni un euro público a la promoción de festejos taurinos. Sin embargo, tampoco entremos al trapo al tratar de prohibir algo que caerá por su propio peso».

Menos mal que por su propio peso lo que caen son los políticos, los cargos públicos, los directores, e incluso los Papas. Y es que al final, las personas pasan y las instituciones y las tradiciones permanecen. Como la fiesta, que sigue viva, y eso que desde hace más de cinco siglos se la ataca con la esperanza de hacerla caer. O de que caiga sola. Pues no.

Y es que el primer intento de prohibir las corridas de toros se remonta a una iniciativa de Fray Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel La Católica, quien solicitó la abolición de los festejos. Pero aquella se opuso a esta petición, convencida de que esta medida sería impopular por la resistencia que habría de encontrar entre sus súbditos.

Luego llegaron las bulas papales, como la de Pío V en el año 1567, quien promulgó «De Salutatis Gregis Domini». En ella se prohibían las corridas por ser «cosa del demonio, ajena a lo cristiano, debido a la gran cantidad de muertos, heridos y lisiados que provocan». La pena era de excomunión, especialmente para clérigos y caballeros de las órdenes militares. Más adelante, Gregorio XIII promulgó en 1575 la bula «Expenis Nobis Super», por la que reducía la severidad de aquella prohibición, excluyendo a los seglares de la excomunión. Permitía las corridas en días festivos, si bien recomendaba que se tomasen medidas para evitar tanta mortandad. A su muerte fue elegido Papa Sixto V, quien intentó actualizar la bula de Pío V sin éxito, pues los problemas políticos entre España y el Vaticano menoscabaron la autoridad de Roma. Muchos años después, en 1758, Clemente XIII decidió suprimir todas las prohibiciones sobre los toros.

Otro ataque se produjo a la muerte de Carlos II, último rey de la dinastía de los Austrias, con la instauración de la dinastía francesa de los Borbones en la persona de Felipe V, quien quiso prohibir los toros. Los franceses eran por aquellas calendas poco amigos de lo que consideraban una fiesta bárbara e impropia de gentes civilizadas. Hay que ver lo que han cambiado las cosas. Por ello, los nobles y los caballeros dejaron de correr los toros y fueron los plebeyos, los hombres de a pie, quienes toman el relevo, dando paso a un cambio en el espectáculo taurino que preconizó la fiesta tal como ahora se conoce.

Ahora, son los partidos políticos los que han cogido el testigo a papas y reyes. Y, ante esta situación, los aficionados tratan de defenderse. En este sentido, el último movimiento es el que se está organizando para el próximo día 13 de marzo en Valencia. Una jornada de reivindicación de la fiesta de los toros, con la iniciativa de la Federación de Peñas de Bous al Carrer y la Asociación Taurina Comunidad Valenciana, y la colaboración de la empresa gestora de la plaza de toros de Valencia.

Su pretensión es la de reivindicar el derecho de los aficionados a disfrutar de su espectáculo preferido, sin tener que soportar los ataques de los antitaurinos, así como exigir el máximo respeto a una actividad legal y amparada por la legislación. El grupo de trabajo que se ha constituido sigue ultimado detalles para este acontecimiento, en el se quiere implicar a todos los estamentos posibles: Federaciones de Alicante, Castelló y Valencia; Asabaf y Tendido Joven por el sector de aficionados de Valencia; la Plataforma Movimiento 15F de Castelló; la Federación de Bous al Carrer y la nueva Federación de Festejos Populares Españoles. También se va a invitar a los colectivos de empresarios y ganaderos, ganaderos, matadores y novilleros, banderilleros y picadores.

Mientras tanto, se sigue a la espera de los carteles falleros. En Castelló saldrán el martes a la luz. En Valencia, no sabemos cuándo enviarán el consabido e.mail. De momento, filtran un cartel por aquí, otro por acá, y otro por acullá. Pues bueno. Un día de éstos llegará el parto, porque ya se está casi fuera de cuentas.