A la Feria de Julio se le va a quedar pequeño el molde, atendiendo a lo que pretenden tanto desde el consistorio como desde el sector musical valenciano, particularmente desde la plataforma Música ProCV, que integra a gran parte de las promotoras de la C. Valenciana y que se ha encargado de organizar en los últimos años los conciertos en los Jardines de Viveros. La idea, que ya pusieron ambas partes sobre la mesa tras la última Feria (la manifestó el propio Fuset en la presentación del último programa) y de la que los promotores ya han presentado una propuesta concreta a la concejalía de Fiestas, es desbordar los diques temporales y espaciales para mantener la Feria de Julio como una marca que englobe eventos musicales que ocupen todo el verano y toda la ciudad.

«Nosotros proponemos un programa que abarque desde junio hasta parte de agosto y que integre los conciertos de Viveros, para llevarlos a otros espacios como la plaza de toros, Les Arts, Las Naves o el río, que incluya incluso el festival de jazz, conformando un circuito urbano musical, interior y al aire libre», ahonda Sergi Almiñana, protavoz de la plataforma de promotores en declaraciones a Levante-EMV.

El proyecto, archivado de momento en un cajón del ayuntamiento, encuentra en su base nexos en común con la voluntad de la concejalía, que pretende que en ese evento «se impliquen otras administraciones para diversificar espacios y géneros, llegar a más público y hacer que los precios sean más populares», sostienen fuentes consistoriales. Aún es pronto para concretar la propuesta, admiten las mismas fuentes, que aplazan el desarrollo del plan como mínimo hasta febrero, cuando se tiene previsto que una nueva figura entre en la concejalía: «Un funcionario que ocupe el cargo de dinamizador sociocultural». Este responsable será el que se encargue de ejercer de interlocutor con el sector privado y quien acometerá las diferentes aristas del proyecto, incluida la distribución de los recursos económicos de la Feria (que cuentan con una partida presupuestaria).

El objetivo del ayuntamiento es implicarse con un mayor control sobre el programa y, el de los promotores, ampliar el volumen de actuaciones para completar una oferta cultural veraniega que, apuntan, es demasiado pobre en una ciudad con tanta afluencia durante esos meses.