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Entrevista

Rodrigo Cortés: "No es malo ser ligero, lo malo es ser superficial"

«Lo difícil no es escribir en corto o en largo: es hacerlo bien»

Rodrigo Cortés: "No es malo ser ligero, lo malo es ser superficial"

¿Ahora sí, ya le han quedado todas las greguerías escritas?

Los delirios no surgen en abstracto, son el resultado de cierta mirada. Mientras haya un mundo imperfecto que observar, la fecundidad queda garantizada.

¿Cuesta más condensar una idea en una frase o desplegarla en 120 minutos?

La tentación es contestar que resulta más difícil escribir en corto. Condensar. Pero es siempre más improbable encontrar el modo de sostener en el tiempo la solidez que mimar una píldora. Aun así, lo difícil no es escribir en corto o en largo: lo difícil es hacerlo bien.

¿Teme perder la práctica en el sentido inverso, en desarrollar un argumento con todas sus subtramas para una película?

Son deportes diferentes. Además, en los últimos dos años he escrito tres guiones y he desarrollado otros dos, ni siquiera ha habido oportunidad de perder práctica ninguna, si tal cosa fuera posible.

De su libro se dice que atrapa y que se consume con voracidad. ¿Lo considera una obra ligera o densa?

Creo que es densamente ligera, o livianamente densa. Obliga a dar una pequeña vuelta a la manzana, pero el paseo produce una sonrisa o, en ocasiones, una carcajada. Cada antiaforismo, brevería o bala del libro trata de condensar la mayor masa posible en el menor volumen, pero el libro no se toma en serio a sí mismo: interpela, pero no alecciona.

¿Es malo ser ligero?

No. Lo que es malo es ser superficial.

¿La gente sospecha de lo breve?

La gente sospecha de los precios (risas). No, no creo que la gente sospeche de lo breve, quizá incluso haya más prevención hacia la extensión, por pura logística. Pero no hay nada de lo que sospechar ni en la extensión ni en el menudeo. Sólo de la mala calidad.

Se lo digo, también, por una opinión más o menos generalizada respecto a las series, donde se dice que se hace hoy el mejor cine porque dejan más tiempo al desarrollo de la historia. ¿Eso es una boutade o es que el cine se nos ha quedado corto?

Es una cuestión de lenguaje. Las buenas series se parecen más a la literatura, permiten seguir a sus personajes, casi a modo de saga, a través del tiempo; es más importante la psicología que la peripecia, algo imposible en las menos de dos horas de duración de una película convencional. A cambio, el rodaje para televisión suele ser más funcional y menos estilizado, con excepciones. Una vez más, no hay que elegir entre papá y mamá, sólo elegir bien.

¿El peligro de codificar el mensaje es que después solo usted sepa descifrarlo?

Ése es un riesgo, pero cuando la codificación es sugerente y evocadora permite diversas interpretaciones. Todas posibles y reales.

¿Es esta antología una manera de sublimar el tuit: llevarlo al papel?

No exactamente. Uso la cuenta de Twitter casi como una Moleskine, como una libreta de notas: apuntes para un futuro libro. Su lugar natural es el papel.

En su literatura, ¿hay más influencia del cine o de la literatura?

De la vida. De la mía, concretamente. Uno es lo que ve, lee, devora y digiere; lo que vive, en definitiva; su obra es sólo el resultado de un proceso de digestión. Lo que varía es, de nuevo, el lenguaje.

Y volver al cine, ¿cuándo?

Se enterará enseguida, no se preocupe por eso (risas).

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