Han vuelto con él desde Norwich, donde había instalado su particular feria de fenómenos, en la que se dedicó a mutilar a Mickey Mouse, Bob Esponja o Bart Simpson para presentar un Frankenstein del imaginario popular. «Es otra visión de esta iconografía, más ácida y siniestra», comenta el propio Escrivá, que ayer estuvo en Las Naves para dar el visto bueno a sus criaturas en la que supone la primera exposición individual del ilustrador en Valencia. Stolen Icon se titula, sin disimular que ha hurtado lo que ya pensaron otros, si bien se trata «de dar lugar a nuevos iconos», como en un mashup, composiciones musicales creadas a base de cruzar varios temas.

Entre las piezas pintadas a mano y las esculturas que se reparten el espacio de Las Naves se encuentra gran parte de la fauna contemporánea de la llamada cultura popular. Así, Escrivá desmonta desde los personajes de Disney al gordinflón de Michelin, e incluso retratos de uno de los apóstoles del arte contemporáneo, Andy Warhol. «Utilizo a estos personajes porque son fácilmente reconocibles y conectan con el público», admite Escrivá, en una afirmación que también resume la filosofía pop. Con el estilo de artistas urbanos como Banksy o D* Face, Escrivá centrifuga todos los referentes con una meta: «Ojalá mi Bart Simpson también sea un icono».