­Ya no es solo la Intervención de la Generalitat. Las irregularidades en la gestión de Consuelo Ciscar en el IVAM reflejadas por el organismo público se ven ahora respaldadas y ampliadas por la declaración como testigos de diversos técnicos del museo.

La exdirectora y sus colaboradores más directos «perjudicaron la transparencia y neutralidad» en el proceso de contratación, maniobraron para que empresas afines presentaran en el último momento las ofertas más baratas a concursos, desoyeron informes desfavorables a sus gastos e incluso «obligaron» a incluir artistas amigos de Ciscar en catálogos.

«Así lo querían desde la dirección». Es el argumento último que esgrimió un trabajador ante los funcionarios, según refleja el auto de la juez Nuria Soler, por el que Ciscar, cuatro de sus subdirectores y un transportista de arte han sido imputados por los presuntos delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y falsedad documental, como publicó ayer Levante-EMV.

Así, el jefe de Publicaciones del museo declara ante los agentes de la UDEF (Unidad de Delitos Económicos y Financieros) que «fue obligado» en varias ocasiones por Raquel Gutiérrez, subdirectora artística con Císcar, a incluir en catálogos ya impresos a «un artista amigo» de la exdirectora, lo que «suponía un elevado sobrecoste».

El auto recoge también la afirmación en dependencias policiales de varios testigos vinculados al IVAM sobre la «decisión unilateral» de Císcar «de imponer a las empresas de Enrique Martínez Murillo para la ejecución de los transportes de obras de arte».

El empresario es el sexto imputado en la causa abierta por una de las dos magistradas del juzgado de instrucción número 21 de Valencia, el mismo que investigó „a cargo de la otra titular„ el caso Cooperación, en el que resultó condenado el marido de Císcar, el exconseller Rafael Blasco.

Es también el responsable de Publicaciones del museo quien detalla a la UDEF que el subdirector de Administración, Juan Carlos Lledó (pareja de una hija de Císcar), «designaba directamente a las empresas a las que requerir para presentar presupuestos». En ocasiones., prosigue, momentos antes de cumplirse el plazo de recepción de propuestas Lledó «recogía los expedientes con la excusa de estudiarlos y extrañamente momentos antes de finalizar el plazo se recibía en el IVAM un correo electrónico» de una empresa que hasta entonces no había optado resultando ser su precio «el más barato».

«Este proceder ocurrió en varias ocasiones». Y en concreto, añade, cuando pujaba para un contrato de impresión la firma de un amigo íntimo del subdirector en cuestión.

Al respecto de las publicaciones, la jefa de Gestión Administrativa ha explicado a los investigadores policiales que su predecesora en el cargo emitió y envió al subdirector citado dos informes desfavorables sobre la contratación de dos números de la revista del museo (Cuadernos del IVAM) al no existir procedimiento previo alguno de adjudicación, como marca la ley. No sirvieron de nada.

Tras saber que la confección de la revista se iba a externalizar „decisión de la que se benefició Unidad Editorial (El Mundo)„, el jefe de Publicaciones llegó a alertar a otro subdirector, Juan Bría, de que el primer encargo se comía «gran parte» de su presupuesto anual. «Realmente resulta mejor de esta manera» y «así lo querían desde la dirección» fueron las respuestas que recibió.

Régimen poco democrático

Las afirmaciones de los empleados ante los agentes revelan un ambiente de tensión donde todo se ajustaba al gusto y las decisiones de la directora. Por ejemplo, un registrador dice que escribió un correo electrónico a Císcar con un informe en contra del transporte de una obra de arte y al poco se personó ante él la subdirectora (Gutiérrez) «exigiendo que en el futuro las quejas no fuesen por escrito».

Las declaraciones de la jefa de departamento de Registro de Obras de Arte y de este registrador han servido a la magistrada para observar que, si lo general en el mundo del arte es que los costes de montaje, transporte y exposición de obras corran a cargo de la institución que recibe la muestra, «el IVAM desde la designación de Consuelo Císcar como directora ha realizado multitud de exposiciones en el extranjero costeando la totalidad o gran parte de los gastos», incluso tratándose de artistas no valencianos.

En este sentido, inicialmente viajaban tres registradores y tres restauradores del IVAM junto a las obras prestadas, pero en 2005, tras una discusión con la técnica citada, según su relato, se acordó que ni ella ni los tres de su departamento actuarían como correo fuera de España.

Tras años de silencio, los técnicos del IVAM han empezado a contar ante la policía. No han acabado.